Hoy tendremos una etapa muy interesante y variada, donde dejaremos atrás Burgos y el mal tiempo. Tambien veremos monumentos muy populares y volveremos a cambiar de terreno y vistas.
martes, 3 de mayo de 2022
Detalles de etapa:
- Distancia: 81,02 km
- Desnivel: 624m
- Tiempo en movimiento: 5h 6′
- Velocidad media: 15,9km/h
- Más detalles: Strava
- Descargate la ruta: Wikiloc
Cuando suena el despertador a las 7 ya estaba despierto e inesperadamente más descansado de lo esperado. Mientras recogemos y empaquetamos en las alforjas perezosamente, nos decidimos por probar el desayuno del propio albergue y evitar perder tiempo buscando algún sitio por la ciudad y que además también nos saldrá más caro. Lo dejamos todo listo para que tras desayunar y sólo tener que coger las 4 alforjas y bajar a por las bicicletas.
Salimos de la habitación en busca del bar del albergue. Siguiendo las indicaciones, tenemos que ir al ascensor y bajar a la planta baja. Cuando se abren las puertas nos encontramos que la puerta del ascensor está tapiada por fuera con tablones de madera… ¡Uf! ¡que sensación de claustrofobia! Bueno, está claro que ahí no es, así que subimos 1 piso y decidimos caminar hacia el otro ascensor. Cuando se abren las puertas del ascensor vemos que enfrente está el bar, así que tampoco ha sido para tanto.
Al entrar al bar vemos peregrinos ya desayunando en algunas mesas, a mano derecha la barra con todo el surtido de pan, vasos, leche, tostadas (no muy abundante)… y un ordenador que supongo que será donde alguien nos apuntará y cobrará para desayunar, así que esperamos ahí a que alguien nos atienda. Como no aparece nadie decidimos servirnos y cuando venga alguien pues comentamos que al final nos decidimos por desayunar ahí.
Cogemos de lo que podemos tomar; un par de tostadas y un café con leche; y cuando estamos ya desayunando entra una chica y se sienta en el ordenador, así que me levanto para informarle de que vamos a desayunar allí, pero otra peregrina se adelanta. Como veo que tardan en finalizar su conversación, sigo desayunando, que mi padre ya casi ha terminado. Cuando veo que van a terminar su conversación las 2 chicas salen del bar y… bueno, pues me vuelvo a sentar… Al rato, otra peregrina se levanta y espera para hablar con la chica del ordenador, sale del bar, vuelve a entrar… y finalmente se va. Mi padre y yo ya llevamos 5 minutos esperando tras terminar el desayuno, y casi una hora entera para desayunar… y finalmente, mucho a nuestro pesar, decidimos irnos…
Subimos a por las alforjas, dejamos la habitación y bajamos con las sábanas para dejarlas donde nos instruyeron ayer. Cargamos las bicis y… ¡La trasmisión está totalmente bloqueada! me fijo, ¡era un bloque de cemento! la cadena esta incrustada los piñones, las rulinas no giraban ni forzándolas… ¡menudo desastre! Todo por ayer no meterles un manguerazo… ¿Y cómo vamos a avanzar hoy? Cuando de repente se me enciendo la bombilla… ¿No había una fuente justo delante del albergue?
pues… le quitamos las alforjas, metemos las bicis en la fuente y agarrando la bici con una mano y con la otra dándole a los pedales con alegría bajo la gélida agua ¡Ale! ¡Ya furula! ¡uff, que alivio! me veía caminando hasta alguna gasolinera. Ahora podemos ir a meterles un karcherazo montados en las bicis. Por 50 céntimos en el lavacoches podemos dejar la cadena, piñones, cambios e incluso suspensiones y cuadro libre de barro. Un consejo, no apliquéis lubricante a la cadena hasta que no se haya secado un poco, de lo contrario no se adhiere y al girar la cadena escupirá el lubricante y no hará su efecto.
Ahora sí, finalizamos la rutina 2 e iniciamos oficialmente la etapa 10, siguiente parada, ehm… pues no sé, ya lo iremos viendo sobre la marcha, porque ayer revisé el itinerario muy superficialmente y sólo sé que pasaríamos por algún monumento especial, por una pendiente de la muerte y atravesaríamos una zona donde los pueblos están muy distantes y es una zona del camino muy solitaria donde la gente aprovecha para potenciar el dialogo con sigo mismo o para pedir un taxi… sí, sí, en taxi…
El día está encapotado y está algo húmedo, pero en teoría no lloverá. Sólo nos hemos puesto la parte superior del chubasquero y guantes de invierno, más bien para protegernos del frio más que de la posible lluvia. Desafortunadamente la previsión meteorológica tenía la misma precisión que el día anterior y nos llovería durante la primera hora.
Los primeros 13km los rodamos por un pavimento bueno, con grava blanca que favorece el drenaje del agua y evita que se formen charcos. Cuando nos aproximamos a Hontanas la grava pierde consistencia hasta regresar a la tierra normal y el camino con el agua vuelve a hacerse chapapótico y la tracción de las ruedas empieza a mermar. Para sumar un poco de emoción, empieza a inclinarse el camino y empezamos a preocuparnos de que en algún punto volvamos a encontrarnos en la situación de ayer.
Durante la lucha contra el barro alcanzamos a la chica que estaba en el bar desayunando y que buscaba a la recepcionista. La chica no tiene físico deportista ni equipación buena, pero lleva un ritmo muy ligero y nos sorprende, cualquiera diría que lleva días en el camino. Nos saludamos y nos explica que también es de Barcelona y que hoy empezaba el camino de Santiago desde Burgos (ah, eso explica esa frescura), que está en una pausa de la universidad y tiene esa curiosidad por explorar el camino de Santiago y se ha puesto la meta de llegar hasta León este año. Nosotros le explicamos nuestra historia y desde dónde hemos empezado, pero a la chica le cuesta creérselo, jeje. Avanzamos más o menos juntos, ella y mi padre van a un ritmo similar y yo les voy esperando.
Cuando el camino se aplana llegamos a una carretera. Poco después de cruzarla el sueño empieza a estar más húmedo, hasta llegar un punto de no ser ciclable.
Nos paramos para valorar la situación y explorar el mapa en búsqueda y alternativas porque parece que el camino cada vez va a peor y no queremos vernos en la situación de ayer. La chica de Barcelona nos adelanta sin pensárselo y sigue por el lateral del camino, pero vemos que al poco tiene que avanzar caminando. Justo donde nos hemos parado a valorar la situación hay un desvío a la derecha que va a la carretera, y también vemos que hay muchas marcas de bicis. No queremos comprometer las bicis a la situación de ayer por que aún nos quedan 470km para llegar a la meta y decidimos desviarnos por ese camino, aunque tengamos que alargar un poco por la carretera, y menuda decisión.
Llegamos a la carretera y el viento sopla fuerte a nuestro favor, algo agradable tras tantos días luchando contra él. La bicicleta se enbala sola, las alforjas hacen de vela y podemos aprovecharlo para descansar tras los kilómetros avanzados en subida con barro. Al poco la carretera empieza a bajar y empezamos a acumular kilómetros sin dar una sola pedalada. Al final llegamos al punto donde volvemos a conectar con el camino francés y vemos que sube por una colina, la cual ya me había estudiado planificando las etapas en casa y sé que acabará bajando a la carretera, así que decidimos seguir por la carretera avanzando a ese ritmo tan ágil y cómodo.
De repente, veo de lejos que la carretera va directa a unas ruinas y me digo ¿¿… no será…?
¡Pues sí! Es el Monasterio de San Antón, un monasterio que está en ruinas y que la carretera lo atraviesa por dentro. Es un monumento popular del camino y me hace tanta ilusión que no quiero perder detalle de nuestro paso por él.
Me hizo mucha ilusión, tenía mucha curiosidad por ver este monumento.
Seguimos avanzando y ya divisamos a lo lejos Castrojeriz, pueblo que tengo anotado que tiene algo destacado en la etapa y como es la una del medio dia deberíamos parar a comer.
Entramos por la carretera al pueblo y buscamos algún restáurate donde nos puedan servir menú diario. No encontramos mucha cosa y no sabemos si avanzar o preguntar a alguien, pero no encontramos absolutamente a nadie en el pueblo, debe estar todo el mundo ya comiendo.
Al final de una calle vemos una casa que tiene un toldo y vamos a ver si es un restaurante, pero ya antes de llegar vemos que no. Es momento de preguntar a San Google dónde deberíamos ir, cuando de repente sale un hombre de sitio donde habíamos ido a investigar y nos indica con la mano que nos acerquemos.
Nos ofrece ponernos el sello de Castrojeriz (¿así?¿sin más? Um…), lo cual nos viene bien porque queríamos sellar en ese pueblo, y mientras nos sella le preguntamos que dónde podríamos para a comer. Tras darnos una recomendación nos ofrece algunos souvenirs artesanos (ah, vale, aquí viene lo que sospechaba, jeje), fabricados por él mismo a lo largo de los años, por el coste de la voluntad. Desafortunadamente no teníamos metálico y no nos llevamos más souvenir que el sello, pero le ofrezco dejar constancia en el blog, así que si alguien
Nos despedimos del hombre y seguimos con la búsqueda del restaurante que nos ha recomendado: El Mesón. Tiene una terraza, que como estaba nublado y hacía frio no había nadie, así que no ha sido un problema guardar ahí las bicis, y tampoco eran las nuestras las únicas, ya había ahí otros bicigrinos. El menú está bien y cuesta 12€ y nos atienden rápido.
Poco a poco van llegando más peregrinos y otros comensales no peregrinos hasta el punto de que el restaurante se llena. La comida ha resultado estar bien, nos hemos nutrido y hemos acabado saciados, lo mejor el flan de huevo casero, que es de los mejores que he probado en mi vida. Pedimos la cuenta y empiezo a planificar dónde terminar la etapa y dormir, en Villarcazar de Sirga. Hay pocos sitios donde dormir y en todos me dicen que ya están completos excepto en el último hostal. La cuenta aún no viene, al final con tanto comensal se han saturado y tenemos que pedir la cuenta varias veces…a ver si la comida nos va a salir por el mismo precio que el desayuno… pero al final traen la cuenta y no tenemos que volver a sentirnos mal, jeje.
Al salir a por las bicicletas hace mucho frio, el cielo se ha tapado aún más y el viento hace que te quedes helado a pesar de llevar la chaqueta y encima el chubasquero para cortar el aire.
Salimos del pueblo siguiendo las indicaciones, que coincide con el track. Llegamos al punto donde se puede seguir por el camino superando la única colina que hay en toda la llanura con falso llano de 2km al 12% o dando un rodeo que añade 12km. Como la subida es de 1,5km de largo nos envalentamos y decidimos subir la colina, porque incluso caminando sale a cuenta evitar 12km extra, así que entramos el camino de tierra.
Al poco vemos que pasa paralelo por un puente muy chulo, decidimos pasar por él para hacer la gracia y ya se divisa que poco después empieza
Tras atravesar el puente ya encontramos una señal que advierte de pendiente al 12%. ¡Qué buena forma de entrar en calor después de comer! Pongo todos los piñones y el plato pequeño y ¡empezamos!
Por fin llego arriba y resulta que la subida sí que tenía el 12%… ¡pero de pendiente mínima! Casi toda la subida ha sido entre el 12% y el 16% según el GPS (Y la pendiente no es lo único que subía y bajaba, el flan también estaba haciendo el yo-yo). Y aunque ha sido una subida dura me lo he tomado con mucha calma y no ha sido para tanto como me imaginaba.
¡Uf, qué vistas! Una vez arriba espero a mi padre, que ha decidido guardar fuerzas y hacer la subida andando. Yo, mientras tanto, aprovecho para hacer fotos del entorno y para abrigarme bien, que al enfriarme tras la subida vuelvo a sentir el gélido viento.
Una vez que mi padre descansa unos minutos seguimos avanzando. Al poco nos encontramos la bajada de cemento muy pronunciada y que el GPS llega a marcar que se inclina un -20%. Dejo que mi padre avance para contemplar lo que viene por delante antes de enfrentarme a la bajada. Cuando empiezo a bajar, como es bastante recta la primera parte, apenas toco el freno y así pillar carrerilla para alcanzar rápido a mi padre; cuando me acerco a la primera curva empiezo a frenar, pero la pendiente es muy fuerte y tengo que apretar más el freno… sigo apretando, pero la curva se acerca a mi sin bajar la velocidad… aprieto más, y más y más… ¡y que la bici no frena! Jolines, ¡esto no me lo esperaba! ¡Entre la velocidad y el peso los frenos no tienen suficiente potencia! Al llegar a la curva recurro a mis dotes de motorista trazando las curvas como si estuviera en un circuito (bueno, no tan flipado, pero imaginároslo) y consigo pasar las curvas con lo que los frenos me permitían… madre mía, ¡que susto…! por suerte no ha acabado mal la cosa.
Una vez abajo el camino sigue llaneando, en algún momento con alguna pendiente suave, pero todo muy llano y con el viento a favor, lo que nos permite avanzar a 25km/h – 30km/h y las decenas de metros se acumulan por segundos.
De repente nos encontramos con un puente. Leo que cruza el rio Pisuerga, no sé de qué, pero me suena de haberlo oído/leído previamente. Tomo alguna foto y lo cruzamos u cuando llegamos al otro lado vemos que en dirección opuesta pone Burgos, eso significa que estamos en Palencia ¡Y que ya hemos atravesado otra provincia!
Seguimos llaneando y tras cruzar Boadilla del Camino, justo detrás de un pequeño repechillo ¡Voila! nos encontramos inesperadamente las vistas al Canal de Castilla.
Avanzamos ágilmente por el canal y pocos kilómetros después llegamos a su final, donde nos encontramos unas imágenes muy chulas de la presa. Planificando la ruta en casa leí que hace 300 años se construyó para facilitar el transporte logístico, ya que la red de carreteras aún no existía y el canal tuvo un papel muy importante para el desarrollo de la economía. Posteriormente, con la proliferación de los vehículos a motor y la mejora de la red de carreteras el canal quedó en desuso y sólo tiene un barco como atracción turística. Cuesta de creer que con aquellos medios pudieran construirlo y que se haya utilizado para el transporte de mercancías.
He observado que la mayoría de Bicigrinos cruzan la presa por la pasarela (o puente). Os recomiendo seguir el camino que os llevará a la carretera que cruza más abajo (desde donde he tomado la última foto) y que tras el puente de la carretera se encuentra con el camino original y que nos entra a «Fromista» (¿¿¿jajaja??)
Tras Fromista, el siguiente pueblo tiene un nombre peculiar, se llama literalmente «Población de Campos», supongo que le pusieron ese nombre los «Bromistas del pueblo anterior».
Es curiosa la arquitectura rural del pueblo, nos encontramos casas que la estructura de la fachada está hecha con un barro que tiene hierba seca. Me resulta muy curioso así que le hago alguna foto.
Después de «Pueblo de Campos» las nubes empiezan a despejarse y empieza a salir el sol y eso nos motiva y nos levanta el ánimo para continuar sin preocuparnos que ya son las siete de la tarde y aún nos queda un buen trozo para el final de etapa.
Aprovechamos una parada para quitarnos los abrigos, parte superior de los chubasqueros y comer algo para terminar de afrontar los últimos 15km que nos quedan hasta el final de etapa.
Continuamos nuestra marcha por un sendero bastante chulo que atraviesa un campo y en paralelo a un riachuelo. Es un sendero largo pero interesante, ya que está guiado por barandas hechas con troncos y en algún punto un pequeño puentecito también de madera.
Al llegar al final de ese sendero llegamos a una carretera, donde hay un edificio extraño, no sé si es una Masia, un hotel, una granja… Al acercarnos me doy cuenta de que es como una iglesia que han restaurado a parches (posteriormente, en Google, he visto que es Ermita de Nuestra Señora del Río) y que indica que el siguiente pueblo es, por fin, Villalcazar de Sirga.
Una vez llegamos a Villalcazar de Sirga, decidimos dirigirnos a la plaza de la iglesia, donde buscaría la ubicación del hostal. Al llegar a la plaza hay un sol radiante. Paro para introducir la dirección del hostal en el móvil cuando y mientras lo estoy escribiendo alzo la mirada y leo Hostal Las Cantigas… ui, ¡si ese es el hostal! ¡Vaya, que casualidad!
Llamo al hostelero a un móvil que hay anotado en la puerta, siguiendo las instrucciones que nos había dado antes por teléfono, ya que él vivía en otro pueblo. Mientras le esperamos aprovechamos el sol que hemos añorado durante todo el día, como los lagartos; también llamo a la familia, guardo la ruta del día y actualizo los detalles en Strava.
Cuando hacemos el registro, el hombre nos informa que no hay bares ni restaurantes en todo el pueblo abiertos para esa noche y que él tampoco abrirá el restaurante esa noche, sin embargo, nos ofrece algunos platos que tiene disponibles para llevárnoslos hechos al hostal y allí calentarlos en el microondas y comérnoslos cuando tengamos hambre y accedemos. Aviso a mi padre de no comprar mucha comida ya que tenemos un bocadillo de tortilla, vino, medio pichón y algo de embutido… También compramos el desayuno para mañana y contratamos para que nos lave la ropa que tenemos sucia de ya hace unos días de sudor y barro.
Tras dejar todo en la habitación y ducharnos salimos a hacer algo de turismo por las calles de alrededor con cuidado de no salirnos del pueblo, porque son 4 cales y así hacemos algo de tiempo para la cena.
El hostelero nos cuenta que la la estatua del hombre es un antiguo ciudadano del pueblo que le daba una sopa de ajo a todo aquel peregrino que pasaba por el pueblo y la estatua homenajea su buena obra. También que era un pueblo templario y que en los caballeros tenían una ruta de huida subterránea por la iglesia.
El resumen de la etapa ha sido muy variado, hemos empezado de muy mal a mejor, hemos acabado con bastantes kilómetros, a buena media y sin fatiga y por si fuera poco hemos visto un monumento muy famoso.
Para mañana no tenemos una planificación clara, pero estamos valorando volver a hacer 100km para que al día de después podamos llegar a Hospital de Órbigo prontito