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A Santiago En Bici

Etapa 11: Villalcázar de Sirga – Leon

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Hemos planificado una etapa ambiciosa para que mañana poder tener un día especial. La ruta resultará bastante monótona pero también muy ágil y podremos visitar con algo de calma la ciudad de León, que a mi padre traerá muy buenos recuerdos.

miércoles, 4 de mayo de 2022

Detalles de etapa:

  • Distancia: 100,83km
  • Desnivel: 620m
  • Tiempo en movimiento: 5h 36′
  • Velocidad media: 18,0km/h
  • Más detalles: Stava
  • Descargate la ruta: Wikiloc

Uf… que sueño, ayer me fui a dormir otra vez a la 1 tomando notas de la etapa y me está volviendo a pasar factura. La previsión meteorológica es soleado, pero estamos a 5ºC todavía y nos mentalizamos para tener un inicio de etapa duro.

Iniciamos rutina 1, desayunamos la leche con colacao que nos dejamos ayer preparada junto a un par de pastitas embolsadas y bajamos para recoger las bicis del garaje.

Mientras estamos en plena rutina 2, en concreto poniéndole aire al amortiguador trasero, me doy cuenta de que la rueda trasera está algo más floja que ayer. La inspecciono y como no veo poro ni nada también le pongo aire y también reviso la presión del neumático delantero y reviso que los neumáticos de mi padre están bien. A pesar de que los neumáticos de mi padre están bien él prefiere darle un poco de aire ya que tendremos una etapa muy rodadora, así que mientras termino de preparar mi bici él se dispone a ponerle aire a su rueda, cuando ¡PFFFFFFFFFFFFFffffffshh…! se le vacía el neumático… le digo ¿¡Pero ¡¡¿qué has hecho?! y lo veo con el tapón de la válvula en la mano y el obús pegado dentro del tapón… ¡vaya tela! ¿qué posibilidades hay de que eso pase? Además, la válvula es nueva, se la reemplazamos justo antes de iniciar la aventura. Bueno, la vuelvo a poner y le doy un punto de presión con los alicates, hinchamos la rueda a la presión que quiere mi padre y ahora sí, ya estamos listos para irnos.

Cuando nos subimos a las bicis ya son las 10 de la mañana… y ya no hace tanto frio, así que antes de arrancar nos quitamos algo de abrigo, y ahora sí, iniciamos la etapa de hoy.

La ruta empieza siendo plano y con viento a favor. El camino va paralelo a la carretera, pero como hay mucho caminante avanzamos por la carretera, por la que no pasa ni un coche. En un determinado momento el camino se desvía y avanzamos por el camino de grava, donde hoy sí que vamos viendo algunos ciclistas más.

El camino sigue avanzando plano y recto entre campos de cultivo. Es una estampa muy bonita junto al cielo totalmente despejado. La ruta también está siendo plana, de terreno fácil y con viento a favor.

Carrión de los Condes ha resultado un pueblo interesante. Al llegar parece algo industrial, pero tiene alguna plaza con monumentos interesantes, un casco antiguo de calles estrechas y edificios antiguos y una salida por un puente que tiene unas vistas espectaculares.

Tras salir del pueblo continuamos por caminos de grava, llanos, rectos y entre plantaciones. Alcanzamos un grupo de ciclistas eléctricos, los cuales nos saludan e iniciamos el ritual de preguntas. Al decirles que venimos de Barcelona me contestan “Apa, dons som tots de Barcelona” y ya continuamos la conversación en catalán. Vamos hablando durante varios kilómetros, pero al final los dejamos atrás.

Continuamos avanzando y charlando junto al grupo catalán, pero llegado un momento avanzamos con más agilidad y nos despedimos con la convicción de que nos encontraremos más adelante.

Campos de Calzadilla de la Cueza

Tras una recta infinita entre campos llegamos a Calzadilla de la Cueza, donde vemos los cartelitos llenos de colores y letreros en inglés y por la hora que es decidimos parar en alguno. Descartamos avanzar para encontrar alguno más acogedor, ya que solo vamos a desayunar; eso sí, elegimos el menos concurrido.

Almuerzo en Calzadilla junto al camino

Nos sentamos en la terraza, al lado de las bicis y junto al camino que hemos seguido entre los campos. No teníamos mucha sensación de necesitar parar, pero sabemos que es lo mejor para poder avanzar de la mejor forma. Nada más sentarnos, a pesar de que estamos al sol, nos quedamos fríos del viento que corre; cuando rodábamos íbamos a la misma velocidad y dirección del viento y no se notaba, pero ahora sí y además es muy frio.

Tras terminar el desayuno, pero antes de continuar, hacemos unas llamadas a casa ya que me madre nos comenta que está resfriada y así también nos ponemos al día.

Continuamos la marcha y nos dirigimos hacia Ledigos. Como el camino está muy concurrido de caminantes decidimos avanzar por la carretera, que va paralelo y no hay tráfico. Al salir de Calzadilla encontramos tramos de subida, pero con el viento a favor se hacen con mucha agilidad. Después, continuamos por lo que parece una plana. Las vistas vienen a ser más de lo mismo y el horizonte está ausente de montañas o puntos que ayuden a orientarse o a percibir un avance días atrás.

También vemos a unos operarios que están manteniendo el camino de tierra. Es evidente que el gobierno está cuidándolo. Incluso en tramos han plantado árboles para dar sombra al camino, ya que como podéis ver un día de verano por aquí puede ser mortal.

Tras ledigos avanzamos por carretera a un ritmo que no nos lo podemos ni creer. La carretera es una recta infinita, típica de película. También empezamos a ver letreros que informan de la distancia restante hasta León, lo que me motiva mucho.

Tras unos kilómetros monótonos veo que en un puente hay unos caminantes aglomerados y mirando un cartel. Cuando me doy cuenta veo el cartel de entrada a León, ¡Otra provincia más a la saca!

Tras unas fotitos que dejan constancia de que ya hemos llegado hasta ahí y haber descansado cinco minutos a la sobra del puente decidimos de avanzar.

Llegamos a Sahaun, un pueblo importante en el camino de Santiago por sus monumentos, historia y sobre todo porque es el punto medio del camino francés. (No os confundáis, es la mitad del camino francés, pero no la mitad de nuestra aventura, que fue en Santo Domingo de la Calzada; ¡de 1200km ya sólo nos quedan 340!). Al acercarnos a la entrada del pueblo vemos que el camino de tierra cruza la carretera y podríamos avanzar por él, pero como vamos con buen ritmo y el calor ya está apretando mucho decidimos entrar al pueblo por la carretera.

A la entrada nos encontramos al grupo de ciclistas con las eléctricas. Nos saludamos y nos preguntan si hemos visto el arco del punto medio del camino… ehm… pues resulta que no… al haber entrado por la carretera nos lo hemos saltado… ¡Vaya! Así que tomada nota y no evitéis ese tramo de camino.

Atravesamos Sahaun, vemos monumentos interesantes y nos gustaría pasar más tiempo, pero de ese modo no cumpliríamos con la planificación, así que decidimos avanzar y en otra ocasión visitarlo con más calma.

Continuamos avanzando y vemos carteles que nos llaman la atención, como museo Etnográfico de los Picos de Europa (wow, hemos llegado ahí… en bici… desde casa… uf…), cuevas de Valporquero y sobre todo camino de Santiago «alternativo». Desconozco la razón de por qué hay caminos alternativos, me imagino que por ver monumentos o por que el camino ha evolucionado y esa es la ruta original con menos intereses turísticos. Nosotros decidimos avanzar por el tradicional, que es el que indica el track y que sabemos que llega a Santiago seguro.

Seguimos avanzando por campos de cultivo y a un ritmo de bicicleta de carretera. Nos sorprende no habernos cruzado con prácticamente nada de tráfico, apenas un coche y tres tractores.

Cuando viene siendo la una del mediodía decidimos parar en el siguiente pueblo y buscar algún restaurante para comer. El pueblo que nos toca comer hoy es Bercianos del real campo.

Wow, a la mitad del día ya llevamos 53km, ¡Es más de la mitad de lo que nos hemos propuesto hoy!

Como siempre buscamos a algún lugareño para que nos recomiende algún restaurante. Acabamos en el Hostal Restaurante Rivero, el cual es muy acogedor, tiene un menú asequible y por la hora tenemos sitio de sobra. Además, tiene una terraza donde podemos comer al lado de las bicis y refugiados del calor. Acabamos apretándonos un menú de callos, pollo patatas fritas, vino… que nos deja bien satisfechos por 13 euros. El dueño era un poco seco, pero sin duda repetiría.

Una vez más, mientras tomamos el café valoramos la situación y dónde acabar la etapa de hoy. Vemos viable terminar en León, aunque eso implique volver a pasar de los 100km, pero es que nos queda menos de la mitad y a este ritmo llegaremos incluso antes de lo esperado.

Como León es una ciudad grande está llena de albergues y hostales, pero desafortunadamente todos están llenos. Finalmente nos vemos obligados a buscar un hotel donde tengan servicio para peregrinos, a lo que encuentro uno muy cerca de la catedral, formalizo la reserva y ya tenemos una preocupación menos en la cabeza.

Una vez con el estómago lleno emprendemos nuestra marcha. Antes de salir del pueblo recuerdo haber visto un campanario extraño, de estructura metálica. me pregunto qué es.

Campanario metálico misterioso

Ya en casa veo que es un albergue, , la cual cosa no me esperaba, yo me imaginaba que sería de alguna iglesia reformada o moderna. Tras chafardear un poco más el pueblo por Google Maps veo que podría ser un pueblo interesante para pasar la noche, ya que es pequeño pero las casas antiguas, los lavaderos, etc. pueden ser una visita breve e interesante para bajar la cena.

Continuamos la ruta, cuesta coger el ritmo con el estómago lleno, pero no tardamos mucho en volver a ponernos las pilas, tener el viento a favor ayuda mucho.

La ruta continúa siendo muy similar, llano, recto y con viento a favor. Hoy los caminantes han desaparecido rápido. Por lo que he ido oyendo mucha gente se suele también saltar esta etapa con taxis o que incluso empiezan directamente en León. Entiendo que, si ya es monótono en bici, caminando debe ser aún peor, pero yo opino que ¿qué aventura sería si todo fuera fácil y sencillo?

El siguiente pueblo que encontramos es El Burgo Ranero. Es pequeño pero una iglesia me llama la atención y le hago una foto en marcha. También me fijo que muchas casas están construidas con adobe y barro que contiene hierba, incluso observo que alguna casa ha sido reformada y se le ha aplicado una capa de otro material y después la pintura de la fachada.

Parroquia de El Burgo Ranero

Poco después de pasar el El Burgo Ranero la llanura y campos de cultivo continúa siendo el mismo horizonte que casi toda la ruta, pero algunos detalles que marcan diferencia se van dejando ver, como más arboles «abrigados», campos con riego automatizado que abrumaba de lo gigante que era, llanura interminable y ¡por fin lo que parece que es el final de la llanura! Hacía unos cuantos kilómetros que no se veía ninguna perturbación en el horizonte y ahora parece que ya se ve dónde debería empezar la zona montañosa que nos debería limitar con Galicia.

Tras 70km, ya llegando a Reliegos el calor y pesadez del día empieza a hacer mella y aunque aún podemos continuar empezamos a necesitar hacer una paradita, lo que decidimos que al llegar al siguiente pueblo lo haremos.

Una vez ya en Reliegos paramos 5 minutos para beber, descansar y ver que el paisaje empieza a cambiar de algún modo; no diré que hemos dejado de ver campos de sembrado, pero sí empezamos a ver unas construcciones bajo tierra un tanto curiosas. Al principio pensamos que son cavas por que se ven respiraderos, pero después observamos que algunos de esos respiraderos son chimeneas e imaginamos que deben ser viviendas. ¿Alguien sabe qué son exactamente? Podéis poner vuestros comentarios abajo.

Mientras estoy haciendo las ultimas fotos unos peregrinos que estaba tomando en una terraza empieza a saludarnos y animarnos con mucho énfasis.

Los pelegrinos jajaxondos

No sé si nos confundieron o que simplemente les hicimos gracia. Si alguien se identifica o los conoce, que sepan que nos hizo gracia y nos motivó de alguna manera, jeje.

La motivación duró aproximadamente 20km, hasta Villa moros de Mansilla, donde ya ví que mi padre empezó a bajar el ritmo y le tuve que insistir un poco en parar para comer algo y poder llegar León sin arrastrarse. Tiramos de las pocas provisiones que tenemos desde Rubí: un puñado de dátiles y un plátano cada uno que cogimos en Castrojeriz… y si, ya estaban un poquito blanditos… y calentitos, pero esto es lo que tiene las aventuras, hay que adaptarse a las circunstancias.

Tentenpié en Villa moros de Mansilla

Conforme nos acercamos a León el terreno empieza a inclinarse y el ritmo que llevábamos deja de ser tan bueno. Espontáneamente aparece un campo de ganado y le hago una foto sin parar.

Ganado en Villalobos de Mansilla

Poco después del campo de Ganado ya se vislumbra las últimas colinas para llegar a la ciudad de León, pero antes de llegar a la siguiente pendiente vemos a unos ciclistas a lo lejos. Al alcanzarlos vemos que son los eléctricos de Barcelona y nos volvemos a anexar a ellos. Nos comentan que tienen el coche aparcado más adelante y acaban la etapa en menos de 1km. Los acompañamos hasta las siguientes casas y nos despedimos antes de separarnos. Mi padre y yo nos paramos para tomar un poco de agua, el sol está apretando bastante. De repente vemos que vuelven los de Barcelona, y entre risas nos comentan que el coche no estaba por ese camino, que se han pasado y tienen que deshacer un poco de camino, jajaja. Nos volvemos a despedir y y ahora sí que nos volvemos a poner en marcha.

Cuando llegamos por fin a León tenemos que sortear la última colina. Parece que se nos está complicando a propósito el terminar la etapa. Cuando alcanzamos a la cúspide de la colina ya se ve la ciudad abajo y sólo tenemos que dejarnos caer por la carretera, pero parece muy transitada y vemos que las señales van por un puente peatonal y continua por el otro lado de la carretera y por un sendero, y cuando mi padre está decidido de avanzar por ahí le propongo a comprobar el track y ver por dónde fue quien lo registró.

Pues resulta que el track nos indica a continuar por una carretera que parece que va por un polígono industrial, peor hay que subir un poquito más y ya es todo bajada hasta la ciudad. Tras dudar, y debo decir que mi padre a regañadientes porque ya viene cansadito, decidimos seguir el track, aunque conlleve subir un poco más, ya que podría mostrarnos algo interesante.

Seguimos nuestra marcha, y la calle va inclinándose cada vez más. Pasamos por unas casas en construcción, casi terminadas pero abandonadas. Llega un momento que las casas se terminan y la calle se convierte en carretera y se inclina muchísimo, hasta un 14% y el calor hace insoportable avanzar cómodamente, lo que me hace sufrir por mi padre…. pero bueno, veo que una vez alcanzamos una antena de telecomunicaciones, el punto más alto, el track gira a la izquierda y ya baja y en ese punto espero a mi padre para que descanse y también para que no se pase de largo. Espero, pero veo que no viene… sigo esperando y no viene… cuando un coche me grita algo sin llegar a pararse, creo que me ha dicho algo de mi compañero… hui, a ver si le ha pasado algo… le doy la vuelta a la bici, me encalo las botas y cuando voy a arrancar a toda mecha lo veo aparecer por lo alto de la loma… uf… que susto.

Mientras llega con la cara descompuesta y goteando sudor como si le hubiera tirado un cubo de agua, me explica que se había parado justo ante del cambio de rasante, apenas a quince metros de donde yo estaba y no nos veíamos.

Bueno, descansamos diez minutos y evaluamos la situación. Ahora estamos enfrente de un camino de tierra y piedras bastante pendiente. Creo que el track nos va a meter por una trialera que tiene pinta de ser super divertida, pero… llevamos alforjas y a mi padre no le gusta nada las trialeras… así que le advierto y le explico que iré despacio para que pueda ver mi trazada y que no se pegue a mí porque si veo que se complica y me paro que él tenga espacio para maniobrar.

Empezamos la bajada y no parece muy complicado al principio, pero cada vez se va haciendo más «divertida» hasta que…

Trialera de las antenas de León

Empiezan los regueros, de esos profundos que son tan altos como la rueda, y que cruzan el camino de un extremo al otro y no dejan sitio por donde meter la trazada… y mi padre decide bajarse. Yo bajo la trialera, pero las alforjas van como locas, saltando y saliéndose de los anclajes, parecen las orejas de un perro salchicha cuando corre, rollo alas de pájaro… mi padre dice que con los saltos parecía que iba a echar a volar….

Bueno, llegamos al final de la trialera. Sin lugar a duda me arrepiento de haber seguido el camino marcado, así que si pasáis no subáis a las antenas para bajar por ese camino, no vale la pena el esfuerzo de subir para bajar sin disfrutar.

Una vez dentro de la ciudad de León el track nos hace callejear hasta encontrar las flechas. Las calles tienen bastante tráfico, similar al de Rubí por el centro del pueblo. Cuando encontramos de nuevo las flechas pasamos por un puente de piedra y ahora sí que el track avanza por el mismo trayecto.

El tráfico en el centro de la ciudad es muy denso, no es tan complicado como Barcelona, pero sí como Sabadell o Terrassa. Los coches non tienen ningún respeto por los ciclistas y los carriles bici van por la misma calzada que ellos (de 2 carriles, uno es exclusivo de vehículos a motor y el otro compartido con bicis y vehículos a motor), las aceras son tienen suficiente ancho para subir y además están también cargadas de transeúntes. Apenas puedo hacer fotos porque no hay ni sitio donde parar.

Fuente de Santa Ana

Cuando llegamos a la plaza de la catedral sentimos un alivio enorme.

Tenemos exactamente 99km, con lo que cuando nos desplacemos para buscar el hotel llegaremos a los 100km. Miro donde está el hotel y … está a la vuelta de la esquina, jajaja. Bueno, decidimos dar un poco de vuelta por el casco antiguo y así llegar a los 100km.

Una vez en el hotel nos relajamos, nos duchamos y llamamos a la familia para contarles cómo nos ha ido el día y asegurarnos que están bien. Después hacemos un poco de turismo y buscamos algún sitio para cenar. Como mi padre ya había estado en León tenía ganas de enseñarme los sitios bonitos que él ya conocía.

Para buscar dónde cenar se nos complica la cosa. Todos los sitios sonden tapeo, es muy caro y están llenísimo de gente. Tras preguntar, mucho dudar dónde ir, chafardear en Google terminamos en la taberna Valdemoro, el único restaurante donde retrasmiten el futbol en la plaza y estaba con a petar de forofos. Nos colocan en un piso por debajo en un comedor más tranquilo y aislado del bullicio, además estamos totalmente solos y la atención fue más que excelente, incluso se interesaron por nuestra visita y nuestra historia.

La carta tenía todo muy buena pinta, pero los precios eran muy elevados y al final nos dijimos que de perdidos al río. Pedimos recomendaciones para probar productos típicos de la tierra, como la morcilla de León (que ni se te ocurra compararla con la de burgos, podrías no llegar a contarlo).

Los platos eran caros, pero también exquisitos y voluminosos. El embutido era variado de mucha calidad y como no tenía que incluir Cecina y que estaba también muy rica. La ensalada tenía anguliñas y también estaba exquisita, la elegimos porque nos dijeron que también era típica de la zona (aunque el mar no es que pille cerca) y por último queríamos probar la morcilla y nos recomendaron los pimientos rellenos de ella, que no la forma que tenía pensado catarla, pero sin duda era el plato que más rico estaba, la salsa la hacen ellos mismos con frutos secos y era un verdadero vicio. Nos costó terminarlos y no pedimos ni postres ni cafés. Vino hasta el chef a saludarnos y nos invitaron al vino y chupitos; aún así fue la cena más cara del viaje por 60€. Sin duda, disfrutamos mucho el lugar y os lo recomiendo.

Tras la super cena dimos un paseíto para bajar la cena y pudimos ver la ciudad iluminada.

Una vez en el hotel mi padre no tardó en meterse en la cama y no me apresuré a tomar las notas del viaje para poder ir a dormir pronto.

En resumen, hoy ha sido un día muy productivo, hemos podido avanzar mucho y a un ritmo muy ágil y aunque el paisaje ha sido muy monótono es sin duda uno de los mejores días del viaje que hemos tenido, ya que a mi padre le ha hecho mucha ilusión llegar a un sitio tan lejano donde ya había estado y por sus propios esfuerzos.

La previsión de mañana es también muy especial. El haber avanzado tanto hoy nos permitirá llegar a Hospital de Órbigo temprano y en Veguellina de Órbigo visitaremos a unos amigos de mi padre y podremos pasar bastante tiempo con ellos. Además, la previsión de tiempo es muy buena y tenemos la esperanza de que el viento nos siga empujando en dirección a Santiago.


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