En la etapa de hoy pasaremos por Ponferrada y Villafranca del Bierzo, que son dos monumentos. Tambien nos acercaremos a la frontera de Castilla León con Galicia y alcanzando un nuevo hito en toda esta aventura.
Sábado 7 de mayo de 2022
Detalles de etapa:
- Distancia: 51,10km
- Desnivel: 608m
- Tiempo en movimiento: 3h 46′
- Velocidad media: 13,5km/h
- Más detalles: Strava
- Descargate la ruta: Wikiloc
A las 7:45 suena el despertador, tras dormir muy cómodos nos levantamos apenas sin sueño y bien descansados. Empezamos la primera rutina y subimos puntuales a las 8:30 que es la hora a la que hemos reservado el desayuno (los dueños lo gestionan así para no coincidir con demasiadas personas en el comedor).
Cuando subimos al piso de arriba y entramos al comedor, es un comedor espacioso con una mesa larga. Ya hay una pareja desayunando y somos el segundo grupo. En la mesa sólo hay un plato y cubiertos y no veo dónde está las cosas del desayuno para poder coger. Nada más entrar los dueños nos preguntan si tomaremos huevos revueltos…¿?¿? contestamos afirmativamente y nos proponen los sitios dónde sentarnos.
Nada más sentarnos el hotelero nos pregunta si tomaremos zumo y nos da varias opciones a elegir, de melocotón o naranja natura… uhm… wow, ¡que atentos y calidad! Tras servirnos el zumo, lo mismo con el café, y nos dejan una cafetera entera de café recién hecho (con la típica cafetera italiana, la de toda la vida, no la de café barato) y lo mismo con una lechera que obviamente nos han preguntado qué tipo de leche queremos). A continuación, nos preguntaron que qué tipo de pan querríamos (de semillas, integral, ¡etc.) y que todo era ecológico! Luego vino la ronda de queso que era ecológico y de la zona e incluso del de O Cebreiro, embutido, mermelada de los apicultores del pueblo… no me lo podía creer, creo que los 6€ del desayuno se quedan cortos con semejante calidad de la comida y el servicio, ¡que se comportaban como mayordomos!
Al poco se incorporó otra pareja y un hombre vestido de ciclista, que deduzco que era el dueño de la otra bicicleta eléctrica que vi ayer en el patio donde guardé nuestras bicis. A ellos les atendieron igual de bien que a nosotros.
Cuando nos sirvieron los huevos revueltos tenían una pinta excelente, los habían especiado… creo que tenía comer, ¡y estaban brutales! ¡Los mejores que he probado jamás…!
Los hosteleros, que eran un matrimonio brasileño, nos iban dando conversación a todos los de la mesa. Todos estaban hospedados para hacer turismo de montaña en la zona y nosotros y el otro ciclista haciendo el camino de Santiago.
Los comensales fueron levantándose de la mesa para empezar sus días. El otro ciclista fue de los primeros que se levantaron, parecía nervioso o con prisa. Nosotros fuimos casi los últimos en terminar, disfrutamos del desayuno con calma, y nos tuvimos que controlar por que sino sabemos que luego los excesos pasan factura. Entre pitos y flautas nos quedamos los últimos y los dueños nos ofrecieron repetir de lo que quisiéramos, más huevos revueltos, más tostadas…. Pero lo rechazamos por salud, jeje. Posteriormente nos dieron más conversación sobre nuestra aventura, ellos continuaron explicando del origen de sus ingredientes, nos ofrecieron también vendernos queso, miel… y queríamos llevarnos, pero no teníamos dónde conservarlos. También nos explicaron las tradiciones del pueblo en verano y me confirmaron que las esclusas son para hacer una piscina natural e incluso hacen la fiesta del agua en la que desbordan el rio y el agua cruza todas las calles del pueblo… por si no estaba encantado suficiente del pueblo ellos ya me terminaron de encandilarme, ¡Tengo que volver unos días a ese pueblo en verano con la familia!
¡Al momento de despedirnos incluso nos hicimos una foto y quedamos en volvernos a ver en otras circunstancias, la verdad es que ha sido un hospedaje fantástico!
Cuando me cambio de ropa para vestirme con la indumentaria ciclista aprovecho para untar bien las ingles con vaselina por que han salido yagas y hay momentos que se hace duro estar sentado en la bici. Os recomiendo que ya desde el principio utilicéis vaselina para evitar este problema, y untadla donde apoya el hueso en el sillín. También tened en cuenta que por mucho que lavo el culote allí donde apoyo el trasero dejo una marca de vaselina, no sé si es por que la del Decathlon no es buena. ¿Alguien que haya probado otras marcas ha experimentado el mismo inconveniente? Podéis dejar el comentario más abajo.
Tras recoger todas las pertenencias, entregar las llaves y recoger las bicis los dueños nos dieron unas postales selladas de recuerdo. Ya saliendo en la calle coincidimos con el otro ciclista, que ya estaba empezando su etapa. Nos despedimos, pero haciendo la coña de que seguro que nos encontraremos más adelante. Él se marcha y nosotros terminamos nuestra rutina número dos.
¡Empezamos la ruta! Cruzamos el casco antiguo del pueblo hasta llegar a la carretera, todo siguiendo las flechas amarillas. Ya en la carretera coincidimos con el track y dejamos de seguir las flechas. Nos esperan por delante unos pocos kilómetros de subida, que junto con el temprano calor que hace se hacen un poco pesados. Tras la primera subida un poco larga espero a mi padre bastante rato y me pongo a la sobra. Un caminante me alcanza y descansa junto a mí. Es de Estados Unidos y está avanzando por la carretera por que ha leído en un grupo de Facebook que ese tramo está estropeado de las lluvias de los días anteriores y es muy peligroso, a lo que recuerdo que yo también lo leí, pero no sabía que me pillaba tan cerca. Cuando ya está cerca mi padre el caminante se despide y avanza por la carretera.
Los siguientes kilómetros son básicamente toboganes; un poco de subida y luego un poco de bajada, y así hasta llegar a Ponferrada.
Recuerdo que Ponferrada tenía parada obligatoria pero sólo recordaba la churrería Alba, que en Blog de PedalMore lo recomienda. Buscamos el lugar mientras pienso en que estoy lleno todavía, pero al menos un churro probaré para ver si los comentarios que he oído son justos, pero al llegar estaba cerrado por razones personales… vaya… pero no hay mal que por bien no venga, así no sufriré de acidez y volveré cuando visite Molinaseca con más calma.
¡Seguimos avanzando por un aplaza, por unas calles del casco antiguo cuando UOH! ¡Pedazo de muralla! ¡Encontramos el castillo, que es chulísimo! La verdad es que me encantaría entrar a visitarlo, pero lo dejo para la lista de cosas que hacer en la visita con la familia.
Siguiendo el track y las flechas, llegamos a una recta que empieza en un polígono industrial, es una recta no que no acaba nunca y me pregunto lo mucho que se extiende Ponferrada, cuando de repente veo que entre dos casas adosadas hay el letrero Camponayara, los dos pueblos se han extendido tanto que literalmente se tocan.
La recta no me ha resultado muy cómoda, había bastante tráfico y sólo un carril por sentido, y constantemente había coches aparcando y saliendo y hacía que el trafico fuera muy lento y no pudiéramos tener un ritmo constante. Al menos no es subida.
Tras Camponayara regresan los toboganes y zonas rurales con viñas y bosques, que vuelven a hacer el paisaje más agradable.
El siguiente pueblo al que llegamos es Cacabelos. Me resulta un pueblo con nombre extraño pero el pueblo tiene su encanto. Mi padre y yo decidimos buscar una farmacia para comprar un ungüento que me ayude para las yagas por el camino y también algún sitio donde desayunar, pero esta vez de lo que llevamos encima; las rosquillas del “supermercado” y chocolate que compramos en Villafranca Montes de Oca, etapa (etapa 9). Llegamos a la plaza Mayor del pueblo, pero las farmacias tienen una cola brutal, y desisto. Como vamos cortos de cera para lubricar las cadenas aprovecho para preguntar a una tienda de bicis que había en la plaza y preguntar dónde podría sellar la credencial, pero me contestan que no tienen ese tipo de lubricante ni saben dónde se puede sellar la credencial. Otro consejo, en estas zonas hay pocas tiendas de bicis, pero las tiendas de material agrícola también tienen servicio de reparación y recambios de bicis, está en concreto era una tienda agrícola y de bicis, pero he visto talleres agrícolas con el letrero de “también reparamos bicis”.
Tras iniciar la marcha llegamos a la En la Iglesia de Nuestra Señora de la Plaza, donde veo a dos caminantes salir de ella con la credencial y les pregunto si la han podido sellar, a lo que responden afirmativamente y que de hecho dicen que el sello está en la entrada y te lo pones tú mismo… así que entro y había incluso una hoja para probar en qué dirección está el sello ¡Bien!
Al salir los caminantes nos dan charleta e iniciamos las preguntas protocolarias. Nos comentan que son hermanos y que han empezado en León y acabarán en Santiago, pero que la próxima vez lo quieren hacer en bici y si les podemos aconsejar. Tras darle algunos breves consejos les dirijo al blog y que comentaron que nos fueron siguiendo. Espero que hayan seguido hasta llegar a la etapa donde han sido protagonistas ?.
Tras más toboganes llegamos a Vilafranca del Bierzo, donde nada más llegar nos recibe un majestuoso castillo y una bajada que nos lleva por el caso antiguo.
Decidimos comer allí, pero no antes de hacernos una foto en la Puerta del perdón, donde la familia nos ha pedido que la hagamos. Deduzco que para llegar a la Puerta del perdón tenemos que continuar el camino y en algún momento encontraremos alguna señal que guie hacia ella, así que empezamos a bajar por el camino específico para bicis, pasando por el casco antiguo, calles estrechas, que, por cierto, pasamos por una tienda de bicis/material agrícola, por si alguno tiene necesidad de reparar su bici. Una vez abajo del valle no vemos ninguna seña y parece que si avanzamos saldríamos del pueblo, así que preguntamos y nos dan unas indicaciones un poco confusas que nos hacen ir cuesta arriba… vaya…
bueno, pues seguimos las indicaciones y nos encontramos rampas del 18%, al menos adoquinadas, pero no vemos nada, así que volvemos a preguntar y nos dicen que tenemos que volver a bajar… ehm…como paso de empezar a dar vueltas con semejantes cuestas, programo el GPS y vamos directos. El GPS nos dirige a seguir deshaciendo camino, bajando por un camino y volviendo a subir más adelante por un rampote que no sé ni como subió la bici… la adherencia al suelo que dan las alforjas es flipante. Tras el rampote llegamos a un albergue y al camino de tierra de los caminantes y ahí si que vemos ya una señal de como llegar a la puerta del perdón.
Una vez en la puerta de la iglesia del perdón hacemos unas fotos, hacemos alguna broma y descansamos un poco. Tras cumplir con la petición revisamos en qué sitios podemos parar a comer.
¡Nada más salir de la iglesia dirección al restaurante vemos que el castillo majestuoso del principio estaba al lado! Así que cuando paséis por el castillo recordar de girar a la derecha cuesta arriba y no hacia abajo… sino os tocará volver a subir como a nosotros y la pendiente no es moco de pavo.
Buscamos el restaurante-hostal El perdón, recomendado por alguien del trabajo, que fue recomendado y dice que se come muy barato y es de esos sitios donde en lugar de servirte raciones te sirven la olla, con lo que me convenció bastante para ir. Cuando llegamos al sitio preguntamos al camarero que estaba ensimismado con el móvil y no nos prestaba mucha atención. Le insistimos y preguntamos que, si sirven menú, a lo que contesta un “si” seco. Como no había sitio en la calle donde dejar las bicis, le preguntamos si podíamos dejarlas en una zona del restaurante donde no había espacio y no molestaría (como venimos haciendo casi a diario) a lo que nos contesta – no, eso es inaceptable- … uhm…. Vaya… bueno, acordamos atarlas en la calle y a una farola y entrar, y ser sus primeros comensales del día, pero nos contesta después con una respuesta más elaborada – jamás se ha permitido meter una bicicleta a un restaurante, además, ¿Qué imagen daríamos a los clientes?- a lo que le contesto, ¿qué clientes, si somos los únicos? Y sinceramente ni recuerdo que me contestó… pero le dije a mi padre “papa, está claro que aquí no hay sitio para nosotros” y nos fuimos dejándole con la palabra en la boca. Menudo impresentable… no sé si era un empleado o el dueño, pero desde luego se merece tener el comedor con esa cantidad de clientes.
Bueno, tras el éxito de la recomendación continuamos buscando un restaurante, y ya casi saliendo de Villafranca del Bierzo, en una esquina, encontramos un restaurante con terraza, menú y un aroma a brasa que hipnotizaba, llamado La Colegiata. No era muy barato, pero todos los sitios rondaban los mismos precios. Los platos eran muy abundantes y tenía muy buena pinta.
¡Mientras nos sirven caigo en la cuenta de que ya hemos superado los 1000 kilómetros desde Rubí! ¡Y eso significa que nos quedan menos de 200km para llegar al final del viaje! Wow… no me lo puedo creer, de algo que parecía inalcanzable a ya casi tenerlo hecho… pero bueno, no cantemos victoria, que todavía no hemos entrado ni en Galicia…
Con las fuerzas bien cargadas nos subimos a las bicis dispuestos a seguir avanzando para acercarnos al puerto de O Cebreiro y valorar dónde terminar la etapa. Los kilómetros siguientes trascurren por una carretera que tiene un arcén para los caminantes y protegido con bloques de cemento, las bicis tenemos que continuar por la carretera, que no tiene mucho tráfico. Desde Vilafranca del Bierzo hasta el inicio del puerto de O Cebreiro va subiendo poco a poco con un 3%-5% de pendiente constante.
A la altura de Trabadelo paramos a merendar y cargar un poco las pilas y ultimar el tema de definir dónde terminaremos la etapa y reservar hospedaje.
Por la experiencia de estos días, decidimos que la opción más prudente es terminar la etapa lo más cerca al inicio de puerto para mañana empezar a subirlo lo más frescos posibles y con el mínimo de temperatura posible y así evitar subirlo a las peores horas del día o por la tarde, como nos pasó con el puerto de Foncebadón o Montserrat; y es que valoro que tardaríamos aproximadamente unas tres horas en subir el puerto y hoy sería tentar demasiado a la suerte; además, mi padre se ha empezado a quejar esta tarde de la cadera y se le nota que ya no va tan fresco como hace unos días atrás, y me preocupa que por avanzar más rápido se siga sobrecargando y tengamos que parar algún día o incluso cancelar la aventura.
El último pueblo antes del puerto se llama Las Herrerías. Llamo a varios hostales, pero vuelve a estar todo bastante lleno (como se nota que vuelve a ser fin de semana…), pero encontramos hospedaje en uno que no es de los más baratos ni mejores valorados en la aplicación Buen Camino, se llama Hostal Léxi y nos cederán una habitación de albergue para 4 para nosotros con la misma tarifa que la habitación doble (55€), que es lo que venimos pagando en todos los hostales.
Seguimos avanzando ya con todos los riesgos mitigados. De repente me suena el móvil, he recibido un mensaje de audio de Dani, de Morenito Terrassa, preguntándonos qué tal va la aventura y darnos ánimos, que nos va siguiendo por el blog y Strava. ¡Claro, ya llevamos casi dos semanas… es bastante tiempo! Le contesto con un video mostrando el entorno actual, entre montañas. Le contesto con un video-selfi (si, si, en este viaje he perfeccionado mucho mi técnica para hacer fotos y videos sin bajarme de la bici y ya he conseguido la maestría para hacer video-selfis).
Mientras avanzamos vamos abandonando esporádicamente la carretera nacional por que el camino cruza alguna aldea por el medio, y que, aunque lesas aldeas sean pequeñas a la huella comercial de explotar el camino siempre está, con sus letreros en inglés y tal. Pero esa no es la única imagen que dejan, tambien hay casas rústicas, arboles majestuosos y abrumadores a las entrada de los pueblos y … algunas casas con puertas que no llevan a ninguna parte…¿?¿?¿?
En una de las aldeas, desde el jardín del hostal Eunice vemos que un hombre se pone a saludar eufóricamente, ¡cuando ya lo hemos pasado me dice mi padre que era el ciclista de León que hemos conocido desayunando en Molinaseca! Anda, qué ilusión. Le saludo como puedo y confío en que mañana nos volveremos a cruzar y podré saludarle mejor, ya que otros ciclistas nos los llevamos cruzando desde Hospital de Órbigo.
Conforme avanzamos el asfalto va empeorando hasta el punto de que encontramos una señal que prohíbe el paso excepto a los residentes y tenemos que desviarnos una carreterilla de bajada pronunciada que apenas pasa un coche y además hay varios coches que vienen subiendo por ella y tenemos que esperar a que pasen por que no cabemos todos.
Cuando pasan como 5 coches y podemos avanzar descubrimos una estampa super bonita; hay un pequeño prado, un riachuelo que cruza el pueblo y el prado, alguna pequeña granja, ¡cruzamos un puentecito que tiene al lado una pequeña presa de madera donde unas chicas están caminando por el agua para refrescarse… y que con el calor que hace es lo que más apetece! Pero estamos muy cerca del hostal y queremos terminar la etapa cuanto antes y dejaremos el ocio para más tarde.
Cuando llegamos al hostal éramos los únicos españoles (para variar) y la hostelera nos trata como unos extranjeros, respondiendo a las preguntas con monosílabos o siendo poco explicativa. Como de costumbre nos ofrece un desayuno fantástico para el día de después por 6€/persona, pero como no queremos comer tanto nos ajustan el precio a un desayuno más sencillo por 3€/persona. Las bicicletas se guardan en un cobertizo que tienen detrás del hostal y que por las noches se cierra y hasta las 8 del día siguiente no se vuelve a abrir. La habitación era una habitación compartida (tipo albergue, con sus taquillas y sin armarios) y el lavabo estaba fuera de la habitación y bajo llave y la luz funciona por sensor y presencia, que cuando cierras la puerta de la ducha se apaga y te quedas duchándote a oscuras… y necesitas a alguien que haga de presencia para poder ducharte bien, jejeje.
Una vez establecidos y duchados vamos a visitar el pueblo y la presita al lado del puente y así hacer tiempo para la cena.
Para cenar, vamos a los restaurantes de alrededor y tiene una carta similar y el mismo precio (13€) que en nuestro hostal. Compramos tres botellas de agua y nos volvemos para cenar en el mismo hostal donde estamos hospedados por que el menú nos resulta más atractivo.
Tras la cena decidimos irnos a dormir pronto para mañana estar bien recuperados y listos para afrontar el puerto de O Cebreiro, pero mi padre me comenta que el dolor de la cadera se ha intensificado, por lo que le aplico un poco de crema de efecto calor y esperamos a que le haga efecto, por que mañana nos espera el supuesto último día duro y si lo supera, ya todo irá tendiendo a ser más suave.
En resumen, el día de hoy ha sido más duro de lo que esperábamos por que el terreno que estamos atravesando no es para nada plano, está lleno de subidas y bajadas hasta Vilafranca del bierzo, donde hay una subida constante pero asumible. Mi padre se ha empezado a quejar de la cadera y me tiene muy preocupado hasta el punto de sugerir de ir a algún médico o descansar 1 día, por que mañana nos espera el último gran esfuerzo y podría llegar a sobrecargarle suficiente como para tener que abandonar la aventura. Respecto a la ruta, nos espera por delante una subida de 8km a una media del 8% y que si no nos alargamos demasiado podremos evitar el sol abrasador. En ese punto habremos cruzado ya a Galicia. Tras esa subida vendrán otras dos más de unos 2km-3km cada una y que finalmente concluirá en una gran bajada hasta Tricastela, donde podremos comer. El final de la ruta la decidiremos sobre la marcha.
Continua leyendo la siguiente etapa: Etapa 15