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A Santiago En Bici

Etapa 15: Las Herrerías – Sarria

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O Cebreiro será hoy el protagonista de la etapa de hoy, y aunque sólo sea una subida nos hará vivir muchas experiencias con dificultad pero dejando una gran sensación de satisfacción y plenitud.

Domingo, 8 de mayo de 2022

Detalles de etapa:

  • Distancia: 51,62km
  • Desnivel: 1.267m
  • Tiempo en movimiento: 4h 26′
  • Velocidad media: 11,6km/h
  • Más detalles: Strava
  • Descargate la ruta: Wikiloc

Etapa 15: Las Herrerías

Empieza un nuevo día a las 7 de la mañana y no sólo hace un día espléndido, sino que además las vistas exclusivas nos dan la bienvenida a un gran día. El fresco de la mañana nos motiva para afrontar el obstáculo de 1300m de altitud que tenemos por delante. Hoy hemos descansado mucho mejor de lo esperado y a mi padre se le ha ido la molestia de la cadera de ayer.

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Amanecer en Las Herrerias

Hoy será un día con mucha pendiente y desnivel, por ese motivo decido coger el máximo de peso posible de las alforjas de mi padre y cargarlo en las mías, para evitar que se siga sobrecargando la cadera. Aunque se encuentre mejor a mí me sigue preocupando. Tras terminar nuestras rutinas bajamos a desayunar, y con el desayuno básico de 3€ es más que suficiente para empezar el día: Café con leche y pasta/torrada.

Tras recoger nuestras pertenencias de la habitación y de dejar la llave en la recepción, buscamos las bicis en el cobertizo de detrás, que ya está abierto. Cuando nos disponemos a montar las alforjas, vemos que hay una manguera de agua, la que nos viene genial poder quitar el barro de las bicicletas de los últimos días. Con las bicis limpias y con un aspecto más presentable, terminamos de prepararlas, pero sin aplicarle lubricante, por que resbalaría sobre la humedad de la cadena y se desprendería. Así que, decidimos dejarlo para más tarde cuando la cadena esté bien seca.

Bueno, ya estamos listos para empezar, le damos al botón de iniciar en los GPSs y ¡Arrancamos!

Transcurren pocos cientos de metros cuando llegamos a la última casa del pueblo. Tras pasar por un puentecito que cruza el río, la carretera se inclina notablemente. Dando inicio sin ninguna duda del puerto de O Cebreiro. ¡Aquí empieza la fiesta!.

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Aún estamos fríos y la pendiente pica entre un 8% y un 14%, cuesta incluso con la marcha más suave. Pero poco a poco vamos encontrando nuestro ritmo. A pesar del fresquito y que en el fondo del Valle hay sombrita no tardamos mucho en sentir como el sudor empieza a deslizarse frente abajo; viendo la ausencia de coches y riesgo decidimos colocar los cascos en las alforjas, aunque no estamos muy convencidos de que sea muy apropiado. Nos armamos de paciencia y continuamos la marcha, dejamos de pensar en cuánto falta por llegar y nos concentramos sólo en superar el trocito que tenemos delante y en el hermoso paisaje que nos rodea.

Llevamos poco tiempo subiendo, cuando vemos que hay un desvío hacia la izquierda. Es un camino de tierra, me acerco a mirar y me doy cuenta de que está señalado sólo para caminantes. Los ciclistas tienen que continuar por la carretera. Está muy bien señalado y visible.

Al parecer hay tramos de la subida que no son ciclables y con una bici con carga puede ser realmente sufrido avanzar por el tramo de camino.

Tras llevar casi dos horas pedaleando, decidimos parar para comer frutos secos, hidratarnos y descansar. La etapa de hoy la hemos planificado para subir con mucha calma y avanzar tras la gran montaña hasta donde nos permita el día y sin prisa.

Como la bici tiene bastante carga en las alforjas hay que subirse con un poco de técnica. Porque si la inclinas hacia un lado, como siempre nos solemos subir, ésta se inclina hacia atrás. y si a esto le añadimos la pendiente en la que pretendo subirme, me veo en la cómica situación en la que la bicicleta se inclina, pero, en lugar de caerse al suelo se queda erecta, jajajaja. Mi padre y yo nos echamos unas buenas risas y nos alegra la subida.

Poco a poco vamos percibiendo la altitud que vamos asumiendo, ya se empieza a ver la parte superior de las montañas del otro lado del valle, donde no hay árboles.

En un determinado momento llegamos a un cruce y las señales amarillas siguen de frente, en dirección a La Faba. Asumo sin comprobar el GPS que tenemos que ir en esa dirección y cuando hemos avanzado unos 200km hacia La Faba, el GPS empieza a quejarse. Según el mapa, el camino que continua cse vuelve a juntar con el track, pero dudamos por dónde continuar. Por suerte para nosotros, un coche se acerca en dirección contraria a nosotros, le preguntamos y nos saca de dudas: el camino hacia La Faba es para caminantes, ya que con la bici no podremos continuar por la dificultad del camino. Y otra vez nos vemos obligados a retroceder para continuar por dónde indica el track.

Al retroceder me fijo en las indicaciones y claramente está sólo indicado para avanzar por La Faba, no ha sido un despiste mío. Así que… ¡Cuándo lleguéis a este cruce tened en cuenta que hay que continuar por la carretera!

Tras el cruce la carretera se inclina notablemente y se mantiene la pendiente al 14%-16%. Avanzamos a una velocidad muy lenta, con una cadencia lenta porque aún con la marcha más corta cuesta mucho de avanzar. Yo voy haciendo paradas cada pocos cientos de metros para ir esperando a mi padre. Creo que este puerto es el más duro que hemos hecho hasta ahora. ¡Cuánto me alegro de haberlo planificado de buena mañana!.

Llevamos aproximadamente dos tercios de la subida, estamos fuera del Valle y dejamos atrás la sombra. La vegetación empieza a cambiar, cada vez hay menos zonas de arboles y más prados. A la distancia se ve un pueblecito y más arriba la cúspide de una montaña donde hay antenas, espero que eso sea el final de la subida, aunque esté aún bastante lejos.

subiendo hacia la laguna y las antenas, asantiagoenbici.com
Subiendo hacia La Laguna y las Antenas

De repente se oye que viene un coche por detrás, nos apartamos a un lado y cuando ya nos ha adelantado vemos que lleva un remolque…¿Lleno de bicis? ¡¿Pero esto que es?! Bromeamos sobre el asunto y continuamos. Al poco vuelve a venir otro coche con otro remolque lleno. Y luego una furgoneta con remolque, y otro… ¿Enserio? Perdí la cuenta de cuántos coches con remolque (que supongo que serían taxis) pasaron. Esto explica por qué no nos hemos cruzado con ningún ciclista en todo el día…? ¡Somos los únicos pringaos que estamos haciendo el esfuerzo!

Los reyes de las trampas

Un poquito más arriba empezamos a oír un zumbido eléctrico, cuando miro para atrás veo una marea de bicicletas eléctricas subiendo a toda pastilla, iban rapidísimo pero los “motoristas” iban en modo verano azul, apenas sin mover las piernas, riendo y bromeando entre ellos… y como ellos vinieron unos cuantos grupitos después. Qué desalentador… pero bueno, nos recordamos a nosotros mismos que ellos están haciendo turismo y una actividad en grupo y nosotros un reto personal.

Poco antes de llegar a La Laguna, el siguiente y último pueblo antes de entrar a Galicia, hacemos una parada en una fuente. Las vistas desde aquí ya son impresionantes.

Cuando llegamos a La Laguna, es un pueblo de pocas casas y todo adaptado para el turismo jacobeo.  Aprovechamos para comer algo de nuestra despensa portátil, líquidos, barritas… para que llegue rápido a la sangre y músculos y retrasar todo lo que podamos la fatiga. Mientras comemos algo un grupo de ciclistas de Uruguay con sus bicicletas eléctricas, que nos han adelantado hacía poco, nos felicitan por haber llegado ahí y nos hacen alguna broma. Les contestamos que no acaba ahí nuestra travesía y que continuábamos. Al poco nos adelantan de nuevo y les contesto a sus bromas diciéndoles que al final llegaremos arriba antes que ellas.

Este último tramo resulta todavía mucho más difícil. La pendiente se inclina más que antes, el sol ya aprieta fuerte y la fatiga empieza a aparecer. En el GPS voy mirando cuánto me queda por terminar la subida, qué desnivel queda por subir… y aunque va disminuyendo me parece que aquello no acaba nunca. A mi padre lo voy viendo cada vez peor y no quiere parar, quiere quitarse de encima este calvario. Al menos las vistas desde aquí son realmente espectaculares.

Cuando ya estamos cerca de las antenas veo una señal hacia la derecha que dice O Cebreiro, ¡Por fin! ¡Ya hemos cruzado la última Comunidad Autónoma del viaje! Avanzo hasta el punto más alto de la pendiente, apenas a 50 metros más y paro a comer algo y a esperar a mi padre. Veo que tarda mucho, pero por la aplicación Live-Track de Garmin veo que va avanzando. Cuando le queda poco me preparo para inmortalizar el final del calvario.

Llegada del abuelo al punto más alto

Pocos metros después del punto mas alto, bajando ligeramente, ya encontramos el pueblo de O Cebreiro. Ahí para mi padre y me uno a él para reponer fuerzas, por que esta no es la última subida, tras O Cebreiro habrá una breve bajada y luego 2 minipuertos más.

Mientras tomábamos nuestro tentempié una pareja muy bien vestidos se acercan a nosotros y nos preguntan que si estamos haciendo el camino de Santiago y que si hemos pasado por Villalcazar de Sirga. Les decimos que sí, que dormimos en el hostal uhm… no recordaba el nombre y ellos me acaban la frase con “Hostal Las Cantigas”, delante de la iglesia. Nos comentan que ellos están cuidando un albergue público, gratuito, que incluye noche y desayuno, que estamos invitados a dormir allí la próxima vez que vayamos, que incluso les acaban de llevar colchones nuevos de un hospital que ha cerrado plantas y se los han donado a ellos. Les contestamos que estamos muy agradecidos por la invitación y la tendremos en cuenta la próxima vez, pero que no sabemos cuando o si será, ya que no es una ruta que hagamos a menudo.

Tras reponer fuerzas y descansar nos levantamos ortopédicamente del banco donde estábamos sentados. Estiramos y hacemos algunas fotos.

Luego nos acercamos a la zona turística y buscamos la iglesia que al parecer tiene el sello disponible para servirte tú mismo, como ayer en Cacabelos. En la iglesia se está llevando a cabo una misa, pero no me impide cumplir con mi misión y además hago unas fotos.

Cuando salgo de la iglesia dos ciclistas me preguntan que dónde puedo poner los sellos y se lo explico. Cuando salen de coger sus sellos me explican que son de Austria y que llevan dos meses viajando con sus bicicletas (eléctricas), y que ahora están haciendo el camino Francés hasta Finisterre y de allí regresarán haciendo el camino del Norte a la inversa hasta regresar a Austria o hasta donde les llegue el presupuesto y tiempo que tienen establecido, que hasta el momento llevan 2400km… wow!

Tras la charleta continuamos con nuestra travesía, ahora, cuesta abajo. Pero la bajada dura demasiado poco en comparación con la subida anterior. Con las piernas frías y el calor que pega cuesta bastante subir ahora, pero pedalada a pedalada se avanza.

Al llegar a la parte superior veo un monumento enorme. Aprovecho a hacer fotos mientras llega mi padre. Pone que es San Roque, parece importante.

Cuando llega mi padre hacemos una pausa muy breve y continuamos. El siguiente y ultimo mini-puerto no es más duro, ni mucho menos, que el de O Cebreiro, pero con el calor que hace se hace muy pesado, se nota como sube el calor del asfalto y resulta asfixiante. Cuando por fin llego al final y espero a mi padre emano euforia, hoy hemos alcanzado varios hitos muy importantes para esta aventura. Cuando llega mi padre no puedo evitar hacerle un reportaje para que podamos recordar esa sensación.

Después de las celebraciones hacemos un poco de análisis de la situación. Ya hemos superado lo más difícil del día y sólo nos queda descender el puerto hasta Tricastela, donde podremos comer, allí decidiremos dónde será el fin de etapa. De repente oímos detrás nuestro que alguien nos saluda, ¡es el hombre de Molinaseca! (Pepe desde ahora). Nos saludamos con ilusión y comentamos cómo hemos sobrellevado los últimos kilómetros. Mientras charlamos también nos saludan y se unen a la conversación otros dos ciclistas que vienen empujando la bicicleta por el camino de tierra, los pobres van que no pueden por que hay semejante pendiente que se resbalan incluso andando.

A la hora de empezar el descenso debatimos si ir por el track o siguiendo las señales de la ruta Eurovelo 3, ya que no encontramos flechas. Analizando el mapa del GPS, la ruta de Eurovelo 3 parece que se distancia un poco y la descartamos por que probablemente nos toque subir algo antes de llegar a Tricastela y nos retrasaría el itinerario, así que continuamos de frente hacia Tricastela. Todos los reunidos zarpamos al mismo tiempo, pero los últimos que se anexaron se marcharon por el camino de tierra y mi padre y yo adelantamos a Pepe.

La bajada es muy chula, similar a la de la Creu de Ferro, y aunque volví a superar los 70km/h en algunos tramos no arriesgué tanto como para no verme en la situación no poder frenar otra vez. En cierto momento veo que el track nos hace salir del asfalto y nos mete en el camino. Básicamente el camino va directo y la carretera va serpenteando. Eso sí, el camino es mucho más pendiente y también chulo, especialmente si no llevas alforjas, además vas teniendo algo de sombra. Sin embargo, también hay caminantes y aunque recortes acabamos avanzando extremadamente lentos e incluso pararnos varias veces porque había muchísima gente y les estábamos incordiando a ellos y ellos a nosotros, por lo que decidimos avanzar por la carretera y todos contentos. La bajada no tiene grandes riesgos, como la bajada a Molinaseca, la bici se mantiene a unos 50km/h sin tocar freno y si hay curvas son bastante abiertas y no tienes ni que frenar.

Una vez en Tricastela buscamos algún lugareño al que preguntar dónde podemos comer bien. Nos dirige al restaurante Esther, donde podemos guardar las bicis en la entrada y nosotros comer dentro y vigilarlas al mismo tiempo. El servicio era un poco seco, pero la calidad de la comida es bonísima y por 13€ el menú. Pedimos churrasco y lo disfruté muchísimo, totalmente recomendable.

Churrasco gallego con patatas caseras en Restaurante Esther

Mientras estamos apretándonos el churrasco, adivinad quien entró por la puerta; exacto, ¡Pepe! ¡Pues sí que nos íbamos a encontrar durante el viaje! Tras saludarnos nos pregunta qué tal la carne y se decide por la misma elección que nosotros. Luego, a la hora de los cafés y pagar insistió en invitarnos a unos chupitos, pero mi padre y yo estamos intentando evitar a toda costa el alcohol y nos supo fatal tener que rechazar su invitación.

Mientras nos terminamos los postres creemos que podríamos llegar hoy hasta Sarria, pero como es domingo deduzco que ya no tendremos los problemas de reserva de hostal. Una vez con el estómago lleno, avanzamos ya con la conciencia de que estamos en tierras gallegas. Sí es verdad que se nota la diferencia de paisajes, bosques frondosos, paisajes muy verdes, pastos de vacas en muchos sitios…

En un momento determinado, en una pequeña aldea tanto el track como las flechas indican que hay que subir una cuesta bastante pendiente y con piedras.

Camino complicado para caminantes

De repente el GPS se queja de que no vamos por el sitio indicado… vaya… pues por suerte no hemos avanzado más, y retroceder es fácil. Cuando hemos desecho camino hasta el ultimo cruce que hemos hecho, reviso que realmente el camino es por donde habíamos ido…uhm… y me doy cuenta de que el track avanza realmente por ese camino, pero de repente salta a la carretera que hay más arriba… y no hay camino, ni escaleras ni nada que podamos avanzar, por que es bosque cerrado. Deduzco que quien editó ese track se dio cuenta que en lugar de avanzar por ese camino con la bici era más sencillo avanzar por una carretera que tenía pinta de llevar pocos años construida, y avanzar por la carretera donde el camino acaba desembocando. Decido ir yo para investigar y jolines, menuda subidita… 19% de pendiente, al menos asfaltada… aviso a mi padre para que venga por que sí es la ruta buena. El viene caminando, no vale la pena fatigarse por ese trocito de pendiente.

Otra vez ya en buen camino, seguimos avanzando, pero volvemos a subir y subir y subir. Cuando termina la subida tenemos una bajada, pero luego volvemos a subir a subir y a subir más, y pendientes entre el 12% y el 16%, incluso alguna del 20%… ¿Pero es que no se acaba la subida con O Cebreiro?

Esto no lo tenía yo contemplado y se nos estamos retrasando mucho en el itinerario, hasta el punto de que decidimos dejar de avanzar por el camino y seguir por la carretera, que es mucho más plana y la dificultad del terreno no la tenemos.

Tras varios tramos de sube y baja, llega por fin el momento de todo bajada hasta el final de etapa. Una de las aldeas que vemos me llama mucho la atención por su nombre.

¿Zootropolis?

Cuando terminamos la bajada por fin llegamos a Sarria. Paramos en el letrero de entrada al pueblo y nos hacemos unas fotos y buscamos alojamiento.

El numero de alojamientos en la aplicación “Buen Camino” es interminable, cómo se nota que mucha gente elige hacer el camino desde aquí, que por quien no lo sepa, para obtener la Compostela caminando se requiere hacer al menos 100km y Sarria es el pueblo en esta ruta que cumple la distancia mínima estando a 115km. Empiezo llamando a los hostales que se ajustan a nuestras preferencias y más baratos, pero están llenos. Bueno, sigo con los albergues, pero todos están llenos… vaya… bueno pues sigo con los hostales que suben más de precio, pero…también están todos llenos. Sigo llamando a hoteles, miro por TripAdvisor dónde hospedarnos, pero nada…que todo está lleno… verás que nos tocará avanzar hasta el siguiente pueblo y son las 8 de la tarde/noche y vete a saber si allí encontramos algo…

Un hombre que caminaba por detrás de nosotros, con un poco de aspecto de vagabundo, nos pregunta qué estamos buscando. El hombre tiene un acento gallego muy muy fuerte, me recuerda mucho al hombre del “supermercado” de Molinaseca. Le explicamos la situación, pero nos contesta sin vocalizar bien y palabras que no entendemos, tampoco formaba muy bien las frases… creemos que estaba en trance y sin decirle nada continua su camino continuando la conversación con él mismo…¿?¿? madre mía, menudo personaje.

No me doy por vencido y busco otro hostal al que llamar. La lista es enorme y no he seguido ningún orden que me sea fácil saber a cuál he llamado y a cuál no. Llamo a uno que me parece que no he llamado y tras saludar al hombre me contesta – ¿pero aún no has encontrado ningún sitio? Espera, te llamo en 5 minutos- y cuelga. Me quedo atónito…¿me llamara de verdad? Me voy poniendo algo nervioso y busco a otro en la lista de hostales al que llamar, pero cuando voy a darle a llamar me entra una llamada, era el hombre de antes, que bien, ¡ha cumplido con su palabra! Al parecer es dueño de varios hostales y ha encontrado una habitación vacía en uno de ellos, junto al rio. Me empieza a dar las instrucciones, y aunque yo tenga muy buena orientación no conozco el pueblo. En un momento determinado, entre su acento gallego y tal entremos en conversación de besugo, pero finalmente conseguimos entendernos y sigo sus instrucciones ciegamente y conseguimos llegar bien al hostal Blasones.

El edificio tiene un garaje donde había coches de los dueños y bastantes bicis, colocamos nuestras bicis en un sitio que no molestara y las aseguramos. La habitación no era la mejor, pero ni mucho menos la peor. El servicio era bastante atento. Nos damos una ducha y nos vamos a cenar por el casco antiguo.

Esta ciudad es muy muy turística, me recuerda a estar paseando por l’Escala o Lloret en temporada alta. Terminamos cenando en el Mesón O Tapas, que tiene buena pinta y es barato, el menú por 11€ (creo que el más barato en toda la aventura…). Tenía muchísima clientelela, había que hacer cola para sentarse pero tuvimos suerte nada más llegar besamos el santo. El servicio, la calidad y cantidad de la comida era acorde con el precio.

Tras la cena aprovechamos los últimos rayos de sol para visitar un poco la popular ciudad y luego irnos a dormir para mañana estar bien descansados. Se oyen música de gaitas, como si hubiera alguna celebración cerca, pero decidimos no liarnos y descansar. Mientras caminábamos y tomábamos fotos reflexionábamos en que esta aventura que estamos disfrutando tanto apenas le quedan dos o tres días como mucho… parece mentira, tanto tiempo planificando y pensando si podríamos hacerlo y qué cerca estamos ya.

El día de hoy ha sido muy duro, es el día que más desnivel hemos hecho por kilómetro avanzado y además ha hecho mucho calor. En mi opinión O Cebreiro es el puerto más difícil de todo el viaje. Pero también nos ha dejado muy buenas sensaciones, no solo por haber superado el último gran puerto de la aventura, sino también por haber llegado a la última comunidad autónoma, empezar a sentir que el reto no parece tan inalcanzable, seguir viendo monumentos jacobeos relevantes… Sin duda hoy es uno perfecto ejemplo de que se puede disfrutar con “el sufrimiento”, que la recompensa compensa con creces el esfuerzo y sufrimiento.

Para mañana nos espera otro día soleado, y tiene pinta que el sol nos acompañará hasta el final de la aventura. Y aunque no tengo muy definido en mi mente el itinerario sé que pasaremos por Puertomarín, que he oído historias magníficas de esa ciudad y tengo ganas de visitarla. También esperamos tener un día más relajado ya que no tenemos puertos por delante y esperamos avanzar bastantes más kilómetros que hoy por que debería haber mucho menos desnivel y de ese modo poder disfrutar del fantástico paisaje de película que siempre he oído de Galícia.


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