Hoy descubriremos el primer tramo más popular de todos los caminos que van a Santiago, que va desde Sarria. También será un día agotador por el calor pero recompensado por pequeños detalles y vistas impresionantes. Y todo esto mientras las reflexiones nos dan vueltas por nuestras cabezas.
Lunes, 9 de Mayo de 2022
Detalles de etapa:
- Distancia: 60,64km
- Desnivel: 1189m
- Tiempo en movimiento: 5h 29′
- Velocidad media: 11,0km/h
- Más detalles: Strava
- Descargate la ruta: Wikiloc
Otra mañana más, u otra mañana menos, según se vea, y además quedan pocas. Hoy no tenemos vistas espectaculares del amanecer, pero sí unas vistas exclusivas al rio Sarria.
Mi padre hoy se levanta con mucha energía y es que ¡mañana podría ser ya el gran día! No nos lo podemos creer…
Como no hay servicio de desayuno en el hostal hoy desayunaremos en una cafetería que nos recomendó ayer la hostelera y como está un poco alejado del hostal iremos ya con las bicis. Hacemos la rutina 1 y parte de la 2 y vamos en búsqueda de la cafetería.
Cuando llegamos vemos que la cafetería está cerrada y no hay ningún bar ni establecimiento abierto donde podamos ir. Le preguntamos a la única persona que a las 8 de la mañana se ha atrevido a salir a la calle, es un hombre mayor.
- Hola, buenos días
- ¡¡¿¿EH??!!
- Que, buenos días.
- Ah, buenos días. ¿qué queréis?
- ¿Sabía dónde hay alguna cafetería o bar abierto donde pudiéramos desayunar?
- Puf… en cualquier sitio, ¡ahí mismo!
- Ya, bueno…es que esa está cerrada. ¿Conoce alguna otra?
- Pues ¿no te estoy diciendo que detrás de ti tienes una? – y se marcha sin más –
Bueno, viendo el éxito de la hospitalidad del buen hombre decidimos callejear y encontramos a otro transeúnte que nos indica que en la siguiente esquina hay otra cafetería y está abierta.
Desayunamos un café con leche y un bocadillo para empezar el día con energía, ya que, aunque tenía la creencia que tras O Cebreiro ví que después viene muchísimo más desnivel.
Tras desayunar terminamos la rutina 2 y empezamos la ruta de hoy. Lo primero es ir a buscar el trayecto del track. Cruzamos Sarria por el centro y vemos que están desmontando las carpas de la fiesta que ayer no vimos. Cuando salimos del pueblo seguimos avanzando por la carretera comarcal y dejando atrás unas vistas del pueblo, y montañas e inundado por la bruma.
Por lo que llevamos hoy de recorrido me sorprende no haber visto apenas peregrinos, ni caminando ni en bici. ¿Quizás haya otro camino?
Durante los próximos 6km subimos 200m de desnivel por carretera. No es muy duro y nos ayuda a entrar en calor. Cuando terminamos la subida entramos en camino y no tardamos en ver un elemento muy peculiar de estas tierras.
Otra cosa que también vemos es una marea de peregrinos caminando. Qué iluso pensar que había poca gente… Si en Logroño me parecía incómodo caminar entre tanta gente, esto ya es un despropósito
A pesar de la gran cantidad de gente y que no podemos ir a un ritmo cómodo disfrutamos mucho del entorno. Los caminos también van cambiando y tienen ese toque rustico y celta.
Conforme avanzamos la cantidad de gente también aumenta. Empezamos a encontrarnos a grupos de estudiantes y que van apelotonados y jugando y todavía dificulta más avanzar.
Desde que hemos salido de la carretera hemos ido siguiendo las flechas, el camino se puede ciclar y las vistas son mucho más bonitas que ir por la carretera. Casi todo transcurre por aldeas rurales y caminos empedrados que colindan con campos de cultivo y pasto a ambos lados.
Cuando los tótems están cerca a indicar que quedan 100km para Santiago el track que seguimos indica ir por un sitio diferente a las flechas. Como en el blog de donde lo descargué hacía énfasis del tótem que marca 100,00km deduzco que acortará camino para llegar a él, así que seguimos el track. Pues bien, cuando llegamos al siguiente ya marcaba 99,637km, así que si seguís mi track tened en cuenta que justo esos 400m se lo salta. Ahora, ¿vale la pena saltárselo? Preguntamos a la gente si había algo interesante y dijeron que no, uno más y que no tiene nada más especial de que marca la distancia. Supongo que quien registró el track originalmente lo evitó porque habría mucha gente.
Seguimos avanzando y vamos viendo estampas por el camino muy bonitas. Hay muchos detalles bonitos y es imposible acordarse de todos y documentarlos… sin duda es algo que se requiere ver por uno mismo. No obstante, os dejo muestras de algunas de ellas.
Un poco más adelante se divisa en el horizonte un pueblo. Según mis cálculos debe ser Puertomarín, ciudad de visita obligatoria y que tenía muchas ganas de ver.
Cuando ya estamos muy cerca vemos una señal que… ¿indica dos direcciones diferentes?
Una indicación muestra Camino Histórico y el otro Camino secundario. Debatimos por donde ir ya que no queremos perdernos otro monumento interesante y más estando cerca de un pueblo que tiene encanto. Finalmente decidimos avanzar por el Secundario, que es por donde más gente va y por donde indica el track. El camino deriva en una bajada cementada muy muy pendiente, bajamos con cuidado para que no patine la rueda ni quedarme sin frenos otra vez. No es muy larga, pero para la poca distancia que hay hasta el pueblo daba la impresión de que iba a ser más corta. Al llegar abajo nos encontramos la carretera y nos hace girar a la izquierda.
Poco después de estar en la carretera enseguida vemos el puente que cruza el río Miño.
Al cruzar el puente nos encontramos con una peculiar rotonda que del medio de ella salen unas escaleras de piedra hasta un portal que entra al pueblo, ¡es espectacular! ¿Os imagináis llegar caminando con tanta belleza y que os reciban así? Subiendo por ese puente como si estuvieran esperándonos con entusiasmo…
Nosotros seguimos el track, que pasa por debajo del puente y avanza hacia la izquierda. Pocos metros más adelante nos damos cuenta que el track evita entrar dentro del casco urbano y paramos para decidir si vamos a entrar para hacer un poco de turismo o si avanzamos.
Según he leído Bajo en otros blogs el río hay un pueblo que se inundó tras la construcción de una presa y la iglesia la desplazaron piedra a piedra ladera arriba para conservarla. También esperaba poder ver otros edificios emblemáticos y monumentos interesantes.
Mientras valoramos pros y contras de cada decisión aprovechamos para picar algo, ya que el tramo que hemos estado haciendo aparentemente no tiene desnivel, pero no para de subir y bajar y desgasta bastante. De repente vemos que alguien nos saluda y eran los dos ciclistas austriacos que vimos en O Cebreiro. Se paran para saludarnos y desearnos buen camino y después continúan su camino. Nosotros no tardamos en seguirles tras decidir qué vamos a continuar sin entrar a visitar Puertomarín. A este lado del rio nos espera un puertecito de unos 13km y 400m de desnivel, aunque con algún descansillo, lo ideal sería parar a comer arriba del todo y después arrancar con cuesta abajo pero quizás es muy optimista pensar que llegaríamos allí antes de las 3 y que probablemente esté cerrado; También hay otro restaurante a menos de la mitad de la subida, pero quizás está demasiado cerca.
Empezamos la subida y tras la parada, que ha sido más larga de lo que deberíamos, ya estamos fríos y nos cuesta entrar en calor… y bueno, entrar en calor es una manera de hablar… porque apenas empezar a pedalear fuera de la sombra empezó a apretar el Lorenzo y a entrar una sensación de agobio que no permitía avanzar….
Al superar el primer kilómetro y medio de subida la pendiente baja un poco y aprovecho para tomar aire y esperar a mi padre. Es realmente asfixiante y empiezo a preocuparme por mi padre, quizás tendría que haberle esperado un poco antes, pero es que no había sombra y no voy a hacerle descansar a pleno sol, ¿no?
Mi padre empieza a tardar mucho y no viene… decido asomarme a la carretera y veo que efectivamente se ha parado a pleno sol… cuando mira hacia mi le hago señas para que avance los 200m que teníamos de distancia y descanse en la sombra.
Cuando llega el pobre está desfondado y deshidratado… ¿Cómo una subida de tan pocos kilómetros podía hacernos tanto daño? Pero rápido vimos que no era una cuestión de la subida. Mientras retomábamos el aliento subía un grupo de ciclistas viejovenes con bicis eléctricas y venían igual o peor que nosotros… así que lo que nos estaba matando era el sol y no la cuesta.
Continuamos por la carretera, paralelos al camino de tierra por donde avanza la gente. Cuando hemos avanzado unos 5km llegamos a Gonzar. Ya es la una y media del mediodía y estamos exhaustos y deshidratados. Todavía nos quedan 4km de subida para llegar a donde tenía pensado comer, pero con el ritmo que llevamos me preocupa llegar cuando hayan cerrado, así que decidimos comer lo antes posible.
A pesar de que hayamos visto el letrero de bienvenidos a Gonzar no vemos ningún pueblo, sólo una nave o granja a 1km de distancia aproximadamente. Cuando llegamos resulta ser el restaurante y es uno de esos llenos de publicidad para guiris… vaya… como a medio kilómetro se ven las casas del pueblo decidimos entrar a ver si vemos alguna opción mejor para comer. Cuando llegamos no hay ni un solo bar, ni panadería ni nada de nada… ¡por no haber no hay ni un alma! Así que nos resignamos y regresamos al bar de antes. Al menos hemos visto el pueblo, que su tamaño es inversamente proporcional a su encanto.
Una vez visitado Gonzar regresamos al restaurante, que está lleno de peregrinos extranjeros. Preguntamos si sirven menú y nos contestan afirmativamente, pero que hasta las 14 no abren la cocina. Decidimos esperar a que abran la cocina mientras tomamos un refresco, así que atamos las bicis y las colocamos a la vista de dónde vamos a sentarnos a comer, dentro del local con aire acondicionado, fuera es insoportable el calor.
La subida y el calor nos han fatigado tanto que los primeros 15 minutos mi padre y yo ni siquiera intercambiamos una palabra. Las cervezas (sin alcohol) nos duraron un suspiro.
Cuando casi son las 14 la camarera nos trae la carta (que es fija, no la cambian a diario, parece que la gente suele pedir más pizzas que otra cosa…). El menú cuesta 12€ y constaba de caldo gallego, ensalada o macarrones y de segundo filete de ternera, pollo o algo de pescado con patatas fritas, y luego postre y café.Nosotros elegimos macarrones y pollo, no estaba mal por el precio.
Mientras terminamos el café definimos el final de etapa. Estamos debatiendo si hacer un poco más hoy para que mañana quede una etapa pequeña y así llegar temprano al día siguiente a Santiago, pero finalmente decidimos parar al punto medio entre donde hemos empezado hoy y Santiago, y ese punto es Melide y ya se nos acumularían 1300m de desnivel y hacer más nos podría pasar factura. Tras unas llamadas dejo un hostal reservado avisando de que llegaremos para las 8. ¡Wow, Mañana llegamos a Santiago!
Cuando hemos terminado de comer y salimos a preparamos las bicis para continuar me doy cuenta de que mi cubierta de detrás ya se nota gastada comparando los tacos centrales con los laterales, y también se nota en comparación con la rueda de mi padre… ¡Qué pasada! Las puse nuevas para esta aventura…
Cuando volvemos a arrancar la marcha el sol aprieta mucho más que antes. El termómetro marca 32ºC y la carretera no muestra mucho encanto en comparación con los kilómetros antes de Puertomarín a la subida que nos queda no tiene una pendiente muy pronunciada, pero el calor lo hace insoportable. Avanzamos poquito a poco.
Una vez en Vendas de Narón acabamos por fin la subida. Vemos los restaurantes que tenía pensado pasar, aún estaban abiertos, así que si os veis en el mismo dilema que yo que sepáis que podéis continuar sin miedo a que os cierren.
Cruzamos un puente que cruza por encima de la nacional y continuamos por un camino asfaltado. Los peregrinos empiezan a desaparecer, pero a estas horas de la tarde aún hay gente caminando.
Justo cuando el camino va a empezar a bajar las vistas panorámicas son muy bonitas, os dejo una pequeña muestra.
Durante los próximos kilómetros empezamos a cruzar aldeas muy pintorescas, con gallinas campando a sus anchas por las calles, órreos de todas las formas y colores, con el pavimento empedrado con pizarra, que, por cierto, es muy incómodo para las bicis porque no es muy irregular, no quiero ni pensar cómo lo pasarán las bicicletas gravel sin suspensión. Os dejo otros pocos ejemplos de vistas peculiares de estas aldeas.
Cuando llegamos a la aldea de Eirexe encontramos una plaza al lado de un pequeño bar y en la plaza una fuente con abrevadero. Decidimos parar a reponer fuerzas, pero esta vez en lugar de tomar nuestras barritas a mi padre se le antoja un helado, así que él se toma su helado y yo un café con hielo. Nos lo tomamos en una mesa del bar que estaba al lado de la fuente y a la sobrita y con una agradable brisa.
Después del helado estábamos tan cómodos que decidimos quedarnos un ratito más disfrutando del momento. Mi padre y yo comentamos que ese lugar nos recuerda mucho a su pueblo, el Ojuelo (en Jaén) y empezamos a comentar batallitas de su infancia. Desde luego un momento tan entrañable como mágico, ese helado junto a la fuente se nos quedó marcado y aún lo recordamos de vez en cuando con alegría y nostalgia.
Cerca de nosotros había un abuelo con su nieto. Nos pregunta que, si estamos haciendo el camino, que de dónde venimos, etc. Nos comenta algunas anécdotas del camino, como que muchos edificios como el que teníamos enfrente que era pequeñito y parecía recién construido, antes eran escuelas y que la Xunta de Galicia los ha reconstruido en albergues y servicios jacobeos.
De repente empiezan a venir un grupo de varios adolescentes con lo que parecía sus padres o monitores y nosotros decidimos poner fin al momento de descanso, ya que tiene pinta de que van hacer bastante barullo.
Al salir de Eirexe vuelven las cuestas, las subidas y bajadas…. Y comprobando el GPS estamos acumulando muchísimo desnivel, ¿Cómo puede haber tanta irregularidad en este terreno? Lo bueno es que los caminos de tierra empiezan a predominar y empezamos a cruzar bosques muy frondosos que aportan mucha sombrita.
Los tótems que marcan la distancia hasta Santiago ya empiezan a mostrar menos de 65km, que es una distancia que perfectamente es asumible para una sola tirada… no me lo puedo creer, ¡esto ya casi está hecho…! Cuando de repente, caigo en que ¡tenemos que empezar a organizar la vuelta! Hoy después de cenar tengo que dejar zanjado dónde llevaremos las bicis, la compra de los vuelos… ¡ah, y qué nos quedaremos y qué se irá con las bicis! Porque hemos decidido quedarnos un par de días en Santiago de Compostela para hacer algo de turismo y obviamente no vamos a arrastrar con las bicis arriba y abajo, una de las primeras cosas que haremos al llegar será deshacernos de las bicis y así poder estar despreocupados de ese tema. Aprovecho una de las paradas y llamo al servicio que tenía pensado llamar: Send Your Bike, pero el hombre está saturado y nos dice que podemos llamarle el mismodia que lleguemos, así que guardo el teléfono y continuo la marcha.
Cuando estamos en la zona de Palas del Rei los bosques son guapísimos, parecen de un cuento de hadas, los árboles enormes, envueltos en lianas y yedra marcan los límites del camino. Me siento como en una historia medieval.
Poco después de Palas del rey decidimos hacer una última parada para merendar una barrita o algo y así cuando lleguemos a Melide directamente cenar. Mientras merendamos mi padre y yo resumimos y debatimos en cómo ha sido el camino, en la suerte que hemos tenido de no tener problemas mecánicos, que el tiempo nos ha acompañado la mayoría de días… Mi pare comenta que él cree que cuando llegue a Santiago se emocionará tanto que se le escapará alguna lágrima y yo le contesto que también estaré emocionado pero dudo que me emocione tanto como para llorar. También comentamos otros temas más trascendentales como lo especial que ha sido poder hacer este viaje con él, pasar tiempo juntos, que sé que algún día no estará y que lo echaré mucho de menos, igual que echo de menos a los Yayos y que estoy muy orgulloso de que él sea mi padre y que nunca podré devolverle suficiente toda la ayuda que el me ha brindado gratuitamente durante toda mi vida, ya que si hoy soy la persona que soy ha sido gracias a él por acompañarme, corregirme y motivarme para seguir cada paso hasta llegar aquí.
Tras el momento mágico continuamos nuestra marcha y no tardamos en ver un puente muy chulo. Paro para hacerle una foto y caigo en que me resulta familiar… pero es que he visto tantos puentes, iglesias, pueblos tanto en foto como por mis propios ojos que ya ni me esfuerzo.
Al avanzar un poco más veo un pueblo rural y le comento a mi padre que debemos estar cerca ya de Melide, cuando un hombre irrumpe en la conversación y nos dice que no, que ¡eso ya es Melide! ¡Aaaanda! Aprovechamos el momento para preguntarle al buen señor dónde podríamos cenar y si vale la pena parar en esas pulperías tan populares de las que todo el mundo dice que no puedo pasar por Melide sin probar el pulpo. Nos contesta que sí, que podemos probar en la pulpería A Garnacha o la Ezequiel, que está un poco más adelante y no suele estar tan llena, pero que hoy no podrá ser por que están cerrados por defunción de la Madre, que es la mujer emblemática que siempre ha cocinado ahí. (Mis más sentidas condolencias para la familia). El hombre también nos pregunta que si ya tenemos sitio donde dormir y le decimos el nombre del lugar, al que nos dice que es buen hostal ¡El tío está enterado de todo lo que pasa en el pueblo! Le agradecemos la ayuda y continuamos nuestra marcha. Eso sí, no sin tomar algunas fotos primero.
Al cruzar el puente nos encontramos con un pueblecito muy bonito, no es para nada lo que me esperaba de Melide, pero cuando nos damos cuenta ya hemos salido de él…ehm… ¿y las pulperías? Y, sobre todo, ¿Y el hostal? Parece ser que esto era el casco antiguo y ahora avanzaremos por un camino donde llegaremos al pueblo. Al llegar a la calle principal encontramos en la misma esquina la pulpería A Garnacha, así que ya sabemos dónde tenemos que venir luego. Seguimos con la búsqueda del hostal, que está en la misma calle principal avanzando unos 400m. Entramos al hostal, pero no tiene registrada nuestra reserva, nos dicen que quizás es porque el hostal de al lado tiene el mismo nombre y se tiene que acceder por el callejón que hay justo al lado, entre ese edificio y la siguiente churrería. Le damos las gracias y nos dirigimos hacia allí.
El callejón era tan estrecho que había un coche aparcado en él y no podíamos pasar con las bicicletas. Entramos a la churrería a preguntar si el coche es de alguien y justo venia el dueño a llevárselo. Cuando llegamos a la puerta del hostal no hay nadie atendiendo, pero viene alguien de la churrería de antes para ayudarnos, al parecer ellos mismos llevan el hostal.
Las bicicletas las dejamos guardadas y aseguradas en un local que tenían debajo del mismo hostal. La habitación y el lavabo son pequeños, pero son modernos y cómodos.
Nos duchamos y nos dirigimos hacia el restaurante, al que sinceramente tenía pocas expectativas, porque a lo que se le hace mucha publicidad y tiene mucha popularidad no acaba teniendo la mejor calidad
Al llegar al restaurante había poca gente y pudimos elegir donde sentarnos. Las mesas son tipo picnic, mesa de madera grande con bancos. Enseguida vino el camarero y nos da la carta, tipo foto a los platos combinados… más o menos lo que yo me esperaba, como un bar de Salou o de las Ramblas. Cuando nos toma nota, enseguida viene un camarero y no sirve dos de las raciones que habíamos pedido, ¡Cuando aún no se había ido el que nos ha tomado nota!… jolines, que servicio tan rápido, es genial, pero espérate a probar la calidad de la comida, porque es sospechoso cuando algo parece bonito y barato. Lo primero que degustamos es el famoso pulpo. Cuando lo meto en la boca…. ¡No puede ser… es el mejor pulpo que he probado en mi vida…! ¡Esto sí que no me lo esperaba para nada! Madre mía, qué delicia… todos los blogs, comentarios de colegas y demás se quedaron hasta cortos, no sé si era que veníamos con hambre, pero estaba buenísimo, y solo el pulpo, los pimientos del padrón, la empanad, la oreja… ¡todo! Como disfrutamos…
Cuando terminamos de cenar nos dirigimos hacia el hotel definiendo en el plan de mañana y… ¡de vuelta a casa! Y ya en el hotel dejamos comprado los vuelos, el hostal de Santiago reservado y ya seleccionado en una alforja que se irá con las bicis y que nos quedaremos en Santiago.
Hoy ha sido un día con muchos altibajos, no sólo por las colinas que hemos atravesado, sino por las emociones que han aflorado, el paisaje cambiante y poder palpar el final de esta aventura en la que llevamos mas de dos semanas embarcados.
Mañana es nuestro último día de la aventura y esto despierta muchas emociones, estoy deseando de llegar al final pero a la misma vez me cuesta asimilar que una vez allí la aventura de las nuevas experiencias habrá acabado. El sol y el calor volverá a ser nuestro compañero, sólo espero que aunque haya subidas mantengan la tendencia de ser más cortas o menos pendientes.
Continua leyendo la siguiente etapa: Etapa 17