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A Santiago En Bici

Etapa 7: Calahorra – Navarrete

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Ayer fue un día muy productivo y emotivo pero que nos pasaría factura hoy. Hoy también nos espera un día especial y donde tenemos puestas muchas esperanzas por que deberíamos terminar el Camino del Ebro y anexarnos al Camino Francés, donde esta aventura debería tener un gran punto de inflexión. Veamos si todo va como esperamos.

Sabado, 30 de Abril de 2022

Detalles de etapa:

  • Distancia: 68.21km
  • Desnivel: 566m
  • Tiempo en movimiento: 5h 27′
  • Velocidad Media: 12,5km/h
  • Más detalles: Strava
  • Descargate el Track: Wikiloc

6:50 de la mañana. Suena el despertador. 7:00 de la mañana, vuelve a sonar el despertador. 7:20 vuelve a sonar una vez más, pero seguimos sin ser capaces de levantarnos… uf… Al parecer las 2 copas de vino tras tanto tiempo sin beber y el irnos a dormir tan tarde nos está pasando factura… pero hacemos un esfuerzo no dejamos que el despertador tenga que volver a recordarnos que es hora de empezar nuestra siguiente etapa de esta aventura.

Iniciamos Rutina 1 y, ¡oh! ¡definitivamente la ropa me aprieta menos! el maillot que me iba tan estirado parece que ahora ¡no agoniza para no desgarrarse! Recogemos la habitación del albergue, recogemos las bicis e iniciamos rutina 2. Nos subimos a las bicis y bajamos al pueblo, esta vez por donde vienen los coches, no por las escaleras, y buscamos el camino que tenemos que seguir y también algún sitio donde romper el ayuno en el trayecto. Ayer nos recomendaron una cafetería que se llamaba «Orange» o algo así, que abre desde las 6 de la mañana; de hecho, Carlos, el padre Eva nos dijo que estaría allí a eso de las 7 porque había quedado para ir a una pedalada en Lerín. Sin embargo, como él ya habría zarpado a esa hora hacia Lerín con sus compañeros decidimos parar en una plaza donde encontramos otro bar que tenía buena pinta y parecía que estaban dispuestos a atendernos.

Nos pedimos un café con leche, una napolitana fresca (grande y que no venía embolsada, como últimamente íbamos encontrando por esta zona) y una pasta que no sabía que era, pero el camarero nos recomendó: Fardelejos de Arnedo.

Estaba bastante buena, tenía como masa con almendra y sabía cómo frito.

Bueno, una vez con combustible en el cuerpo, ahora sí que sí empezamos la ruta que nos toca hoy. Cruzamos Calahorra siguiendo el track y coincidiendo bastante con las flechas amarillas. Cuando llegamos al extremo de la ciudad seguimos por una carretera que tenía más parches que los pantalones de un payaso.

Entre el dolor de trasero, el frio y fuerte viento en contra y que veníamos aún frescos, tuvimos que desbloquear las suspensiones. Era como ir por un camino de guijarros.

Avanzando un poco más encontramos un castillo chulo, no parece antiguo, pero era interesante, una granja con sus vacas y su característico «aroma», y continuamos por un camino de grava junto a algunas viñas y lo que parecía melocotoneros.

En un momento dado se inicia una bajada. Al poco nos encontramos un desvío hacia la izquierda, pero el camino claramente sigue a la derecha y cuesta abajo. De repente el GPS empieza a quejarse… Parece que no era tan evidente seguir por el camino obvio. Me fijo y el autor del track original también se pasó, así que cuando paséis por ahí tenedlo en cuenta, si no os tocará como a mi deshacer el camino y cuesta arriba. Al retroceder al desvío correcto observo que está claramente marcado que no se debe seguir recto, pero si eres un flipao como yo bajando pues es fácil saltárselo.

El camino a la izquierda empieza por un camino algo pendiente, con evidencia que no está muy transitado por las piedras por medio y los hierbajos que han crecido. A unos 50 metros se aplana y se continúa junto a la vía del tren.

Escoástico apareciendo tras el repechón tras el desvío.

Al final del camino llegamos a otro más pisado y con grava, que nos hará cruzar la vía y la autopista por un puente y seguiremos por la izquierda de la autopista. El camino se va inclinando y el suelo va empeorando, ya que tras las lluvias de los últimos días se ha generado mucho barro y los coches, caminantes y bicicletas que lo han atravesado lo han dejado muy irregular, con agujeros y se hace complicado pedalear a través de él.

La vegetación que encontramos es de viñas y a los laterales del camino también podemos encontrar flores silvestres y … espárragos… y, para los que ya conocéis a mi padre, ¿qué sucede cuando hay espárragos a la vista? Pues ale, a esperar a que mi padre se tome un respiro cogiendo espárragos…

– Papa, ¿qué haces cogiendo espárragos?
– ¿No has visto qué pedazo de espárragos hay? ¡Están hermosos!
– Pero, ¿Qué vas a hacer con ellos? ¡Si no vamos a casa!
– ¡No pasa nada! ¡ÑAM! Pruebalos, ¡están riquisimos!
– ¡¿Pero qué haces!? ¿cómo te los comes así tal cual?

Debo decir que, a regañadientes, los probé y estaban ricos, pero tampoco me quise arriesgar a sufrir del estómago en los próximos días y arriesgar la aventura.

Por suerte mi padre se controló más que cuando caminamos por Puigmadrona y no arrasó con toda la población los espárragos y pudimos continuar con nuestra aventura.

El camino cada vez es más difícil y complicado. Hay tramos que el barro y huella de bicis y coches son tan profundas y blandas que nos vemos obligados a avanzar por el borde del sembrado y en algún trozo bajarnos para poder hacer que la bici avance.

El viento cada vez es más fuerte, ya podría cambiar un ratito de dirección, llevamos días con el viento de cara y contra más avanzamos parece que es más intenso… como si nos acercáramos al ventilador que lo empuja.

Por fin parece que llegamos al final de ese camino y volvemos a cruzar la autopista por un puente asfaltado y que acaba en un sendero de cemento lisito. Lo malo de que hayamos encontrado cemento es que normalmente lo ponen cuando un camino suele malmeterse o es muy pendiente.

Como auguraba, el camino de cemento se va verticalizando, hasta que llega un momento que deja de ser de cemento, pero no de ser pendiente. Una vez arriba, desgastados por el tramo anterior y el viento, y quizás también por el poco descanso de ayer, por fin llega la bajada. La bajada es bastante pronunciada y se acelera rápido la bici. El problema es que las alforjas con los traqueteos se van saliendo de los huecos inferiores y se van avanzando hasta tocar los pies, así que tengo que ir regulando mis ganas de bajar a machete, además de ir esperando a mi padre.

Por fin llegamos al pueblo de Alcandre. Se me ha hecho tan pesado el ultimo trozo que llego arto de la bici y sin mediar palabra me paro en el primer bar que encuentro, abandono la bici contra la pared y me voy para adentro del bar. El bar es algo oscuro, no está bien iluminado. Sólo hay una mesa ocupada con 3 mujeres. Se levanta una de las mujeres, vestida con la típica bata/delantal que solían llevar mis abuelas y nos dice que parece que estuviéramos esperando a que se sentara para entrar en el bar. Pobre mujer, parece que le hemos estropeado el desayuno. Le sigo la broma diciendo que estábamos agazapados en la esquina esperando a ver cuándo se sentaba, pero no se ríe. Bueno, nos pide y nos sirve las bebidas con un buen bocadillo y nos lo tomamos en las sillas de fuera, al solete y observando un mural; de mientras ella puede continuar con su desayuno.

Al acabar, entramos para comprar una botella de agua, agradecer el desayuno y despedirnos, pero no está la mujer. Nos atiende el que parece ser su marido, un hombre alto y recio, algo serio también. El hombre nos pregunta que si estamos haciendo el camino de Santiago y tras contestarle afirmativamente nos dice que no sigamos las indicaciones por que el camino nos hará subir una colina complicada y que hay un camino paralelo a la vía que nos irá mejor. Le explico que estoy siguiendo un track y unas instrucciones que encontré por internet y que tengo mi track ya adaptado a ellas, que parecen ser las mismas instrucciones que nos está dando él. El hombre sigue insistiendo en explicarnos la alternativa, y mientras lo hace yo voy siguiéndolas en el mapa y el track y efectivamente era cruce a cruce lo que él nos decía y se lo confirmo, ¡el tío se conocía al dedillo el camino! Cuando termina se despide brevemente y se va para dentro del bar, nosotros seguimos preparándonos y justo cuando vamos a iniciar la marcha oigo como se queja a su mujer que ni siquiera estaba escuchando sus instrucciones, que estaba nada más que mirando el móvil… ¿?¿?¿? Yo me quedé un poco descolocado, pero bueno, supongo que es gente que no está acostumbrada a las tecnologías y él sólo quería ayudar con sus mejores intenciones, me sabe mal que se haya quedado con la impresión de que lo ignoraba, espero que no deje de ayudar a la gente por una confusión.

Tal como él nos ha indicado, cruzamos el pueblo y nos dirigimos hacia la vía del tren. Veo que las señales amarillas ya indican hacia esa dirección; desde 2018 que leí el consejo hasta 2022 deben haberlas actualizado. Seguimos el camino paralelo a las vías del tren, que avanza bajo la sombra agradable de los árboles. Conforme avanzamos nos vamos encontrando charcos y zonas de piedras de los bolardos del tren, pero se puede avanzar bien. De repente nos encontramos a una pareja empujando sus bicicletas con alforjas en sentido contrario al nuestro, lo que me da a pensar que nos vamos a tener que dar la vuelta. Les saludo y me explican que son belgas y están haciendo el camino de Santiago en sentido contrario y acabando en ¡Andorra! wow… les explico que el final de su camino será muy pendiente y me dicen que ya lo saben por que residen allí. También comentan que se toman vacaciones largas donde se dedican a viajar en bicicleta y que han ido a Santiago y ahora ya están de vuelta a casa ¡Qué sorpresas y qué gentes se encuentra uno en el camino! Nos explican que nos preparemos que ellos han atravesado aproximadamente 1 kilómetro del camino andando por que el barro no les permite avanzar. Les agradecemos el consejo y les deseamos buen camino. Se nos hace raro decir buen camino cuando nos encontramos a alguien, a penas nos hemos encontrado con unos 4 o 5 peregrinos desde que salimos.

Armados de valor y preparados para lo que se nos avecina, nos despedimos y avanzamos nuestra ruta.

El camino se va acercando a un acantilado. Cuando me doy cuenta las aves que vuelan tienen una forma poco avitual…¡Son buitres!

Los buitres de los acantilados

En el video no se aprecia, incluso parecen águilas o halcones, pero cuando estaba ahí se les veía claramente el collar de plumas, el cuello alargado y, en fin, que no soy un experto en la materia, pero sabía que no tenía la misma forma que las aves que he visto en Monegros ni zona del Ebro.

Al poco nos encontramos un puente que tenemos que cursar por debajo de la vía. Está totalmente inundado, pero tiene una pasarela de cemento que nos permite cruzarlo andando. Tanto para bajar al puente como para subir por el otro lado hay una pendiente llena de piedras y ni nos plantemos subirla montados, además, no se extendería ni 30 metros. Al cruzar el puente identifico el sitio enseguida con las fotos y descripciones que leí en la historia de Pedal More.

Encuentro con el camino antiguo

Se trata de la bajada de la ermita de Aradón, donde el nuevo camino se encuentra con el antiguo. En el blog de Pedal More explica perfectamente este segmento, incluso el tramo que se evita.

Seguimos avanzando con el acantilado a nuestra izquierda, la vía del tren a nuestra derecha, los buitres sobre nuestro y bajo nuestro algo de barro y charcos, pero aún no hay rastro de los trozos tan malos de los que nos advirtieron los Belgas Andorranos, por lo que suponemos que lo peor aún está por llegar y nos lo tomamos con calma.

Nos encontramos un paso a nivel, sin el más mínimo de seguridad (hay visibilidad, pero ojo si pasáis por ahí) y regresamos al otro lado de la vía.

Seguimos avanzando con preocupación del barro que nos debe estar preparando una emboscada. El camino vuelve a ser otra vez más cerrado, bajo la sombra de los árboles y la ausencia de sol impide que el suelo se seque bien y poco a poco se va humedeciendo más y más.

El camino ahora ya tiene charcos y la rueda de detrás hay zonas donde da algún resbalón, aún podemos avanzar más o menos, pero sabemos que es inminente que nos tengamos que bajar, pero intentamos avanzar todo lo que podamos montados.

De repente, nos encontramos un campo que en lugar de describirlo prefiero que lo juzguéis vosotros/as mismos/as. Debo decir que la foto no hace justicia con el encontrarte allí con esa imagen, me impresionó suficiente como hacerme bajar de la bici cuando el barro aún no lo había hecho.

Ya es la una y media del mediodía. Ya tendríamos que ir comiendo, pero con lo que nos avecina me preocupa que lleguemos muy tarde al siguiente pueblo: Arrubal.

Avanzamos por el poco barro que aún estamos cruzando y de repente se acaban los árboles, el terreno se hace más árido y con guijarros y … seco… y al final se divisa ya el pueblo de Arrubal… ¿y el barro? boh! menos mal que los belgas has exagerado y no tenemos que pasar por el peliculón que me había montado en mi cabeza. Son las dos y aún estamos a tiempo de encontrar una cocina abierta.

Una vez en Arrubal buscamos un sitio donde comer. Todos los bares y restaurantes están cerrados, ¿cómo es eso posible? El siguiente pueblo está a unos kilómetros… Por no haber, no hay ni siquiera alguien a quien preguntar. Deambulamos por las calles buscando signos de vida mientras el GPS se queja de que el camino no es por ahí. Finalmente encontramos un bar con gente tomando algo. Preguntamos y nos dicen que los fines de semana no suelen hacer menú, pero que nos prepararán algo para nosotros.

¡Es verdad! ¡Es sábado! Pero, de todos modos, igual que en Rubí (o al menos cercanías de Barcelona) los fines de semana abren los bares y restaurantes porque la gente prefiere darse un homenaje y comer fuera… Bueno, acabo pensando que debe ser que es porque es un pueblecito pequeño y aquí la gente no debe tener esos hábitos.

Después de comer y tomándonos el café empiezo a valorar hasta dónde podríamos avanzar hoy y buscar alojamiento. Hasta ayer toda la planificación la hemos llevado hasta el dedillo, de hecho, me sorprende que la hayamos seguido durante 6 días, pero hoy estamos cansados del día épico de ayer y desgastados de los tramos complicados de hoy y en lugar de llegar hasta Ventosa quedarnos en Navarrete, el pueblo de antes. Con ese recorte aún respetaríamos el mínimo de 67km diarios y la conexión con el Camino Francés en Logroño, además, recortar sólo 1 pueblo es fácil de remontar como ya nos pasó en la 4a etapa.

Una vez definido dónde dormiremos, abro la aplicación «Buen Camino» y empiezo a buscar hostales donde acepten bicicletas. Llamo al primero y está completo, vaya. Llamo al segundo y también está completo… esta película me empieza a sonar. Llamo al tercero y último y también está completo. Ya no quedan más hostales, así que tengo que seguir con los albergues. Los 3 primeros también están llenos, a lo que me explican que para ser fin de semana ya debería tener la reserva hecha desde … ¡Días! que como es el camino francés es muy popular durante los fines de semana… Jolines, no me esperaba esto…
Al cuarto albergue me dicen que hay plazas y que como yo y mi padre compartimos habitación podemos estar en una habitación compartida. ¡Bien!

Bueno, ya podemos seguir nuestro camino tranquilo, pero con la lección aprendida que los fines de semana se complica lo de comer y dormir, así que ¡ya sabéis! Los fines de semana, festivos y épocas de vacaciones debéis tener una planificación más adelantada.

Justo antes de arrancar un hombre del bar nos pregunta que, si estamos haciendo el camino de Santiago, y cuando vamos a contestar salta con un ¡Ostia! ¿Qué bicis más raras, que les pasa en la rueda de delante?¡Está rara! Le explicamos que es una característica de ese fabricante, y nos sorprende que les sorpresa, en Barcelona es algo normal, supongo que aquí es algo nuevo. El tío nos explica que es camionero y que viene varias veces al mes a Rubí, en una de las fábricas de delante del cementerio a traer mercancía. Luego nos explica que cuando lleguemos a Recajo que tendremos que evitar un cruce de la vía justo antes de una gasolinera y que tenemos que continuar la carretera en dirección de la base aérea militar que hay al otro lado de la línea de ferrocarril. Recuerdo haber leído ese consejo previamente, pero no sé a qué altura del track debía tener ese detalle en cuenta y a la hora de definir la ruta confié en poder identificar el sitio cuando llegué allí.

Seguimos el camino y llegamos Agoncillo. Creo recordar que había algo interesante en este pueblo, pero no lo recuerdo… bueno, vamos a avanzando y mirando a los alrededores cuando de repente veo detrás de una calle no mu ancha esto

¡¡Qué castillo más chulo! Le pegamos cuatro fotazas y seguimos. Vamos avanzando y nos vamos encontrando variedad de paisajes interesantes.

Y al llegar a Recajo recuerdo los consejos leídos y escuchados del transportista: que las flechas te enviaban a cruzar la vía sin paso a nivel ni nada, a pelo, incluso teniendo que saltar el guarda-rail de la carretera. Al llegar a la zona identifico la imagen que había visto con el lugar. El track indica de cruzar por ahí, pero las flechas ya están actualizadas y envían por el puente de más adelante, que es evidente que no lleva mucho tiempo construido. Tras cursar el puente se baja hacia la base militar del ejército del aire y nada más bajar el puente hay que continuar por el camino de la izquierda.

Avanzamos serpenteando la autovía por debajo de los puentes que la sostienen. La sombra que nos proporciona es agradable, se va notando que el calor va subiendo cada día, el ambiente parece casi de verano. El paisaje lentamente se enverdece y el horizonte de la izquierda que destaca por la tierra y peñones áridos de aspecto similar al desierto de Monegros pierde presencia lentamente.

A la llegada a Agoncillo, entre los campos se divida lo que parece una carretera ancha asfaltada. Al acercarnos vemos que es un aeropuerto y que pone Logroño-Agoncillo. Ya casi estamos en el final del camino del Ebro y nos anexamos al Camino Francés. Por lo que me han explicado en ese punto el camino cambiará mucho en paisajes, afluencia y monumentos, estoy expectante para ver qué nos depara.

Unos kilómetros más adelante nos encontramos un puente metálico que cruza un rio y al otro lado seguimos un camino que serpentea juntamente con el rio Ebro y al poco empezamos a encontrar señales que están instaladas por el ayuntamiento de Logroño. ¡El paso por esta ciudad es muy extenso, a lo largo de 10km! afortunadamente los 5 primeros son por un camino con sombra y agradable y tras ellos encontraremos el famoso puente que cruzan los peregrinos que vienen de Roncesvalles (el inicio oficial del camino francés).

Una vez en el centro de Logroño callejeamos por el casco antiguo. Alguien me dijo que tengo que visitar la calle Laurel y que ya le diré qué hay ahí. Hay mucho ambiente, mucha gente en las terrazas (como en Rubí o Barcelona un sábado normal) y mucha gente de despedida de soltero. Vemos la plaza de la catedral, donde han instalado un escenario central y unos altavoces a un volumen brutal. El tío que está hablando y cantando nos ensordece incluso cuando nos hemos alejado un par de calles… ¿Como puede estar la gente ahí tomándose algo? Ni gritándonos mi padre y yo nos oíamos y nos tuvimos que señalar para decir ¡Que campi qui pugui! Vemos otra plaza y ¡encontramos la calle Laurel! Es una calle llena de sitios para tapear. Desafortunadamente vamos con la agenda algo apretada, ya son las cinco y media de la tarde y no deberíamos retrasarnos para llegar a Navarrete, y tengo entendido que tenemos una pendiente entre Logroño y Navarrete que no nos permitirá avanzar con la agilidad que nos gustaría.

Cruzamos la ciudad siguiendo las flechas, que nos lleva cerca del Decathlon. Nos preguntamos si estamos abastecidos de todo y como no necesitamos nada seguimos nuestra marcha. Las flechas nos llevan a un parque que me gustó mucho, está acondicionado para los peregrinos

El parque tiene una leve subida a lo largo de más de un kilómetro. Voy observando que mi padre ya va aminorando la marcha y en lo alto del parque le convenzo para que pare y repongamos fuerzas con algunos frutos secos y una barrita. Aún nos quedan unos kilómetros para llegar a Navarrete y la subidita que tenemos que superar y es mejor descansar 5 minutos que agonizar durante media hora extra.

Una vez con el depósito lleno continuamos nuestra marcha por fin colina abajo. Atravesamos la carretera nacional por debajo y llegamos a un ancho sendero muy bien adaptado para caminantes y bicicletas.

¡Esto ya es otra historia! ¡Como se nota que aquí han adaptado bien este tramo para los peregrinos! ¿Te imaginas que fuera así hasta Santiago?

A unos kilómetros de empezar ese camino este empieza a inclinarse y de repente ¡nos encontramos esto!

No me esperaba esta sorpresa, ¡Un estanque enorme!
Posteriormente he visto en el mapa que es el Parque de la Grajera.
Rodeamos el estanque y es precioso, hay mucha gente paseando y me gustaría también pasear por allí, pero tendrá que ser otro día.

Nada más salir del parque del estanque el camino se inclina por un camino más normal y rodeado de viñedos, sin pijadas de pavimento, como lo normal que hemos venido viendo hasta Logroño… ¡Lástima, no continuaba así hasta Santiago! pero sino qué birria de aventura sería esta, ¿no?

Mi padre ya va muy cansado. Le espero en lo alto tras unos 2 kilómetros de subida e iniciamos la bajada hacia Navarrete. Nos encontramos unas obras, están construyendo carreteras en esa zona. El track sigue por una trayectoria distinta a la carretera, pero es fácil y evidente saber por dónde avanza por que ya se ve Navarrete al final. Le digo a mi padre que avance

Al empezar a bajar vemos otro toro de Osborne y le tomo una foto. Poco después veo un edificio que pone «San Jacobo» y decido hacerle una foto para hacerle una broma a mi mujer o a mis hijas, diciendo que he estado en la fábrica donde los fabrican, jijijiji.

Al cruzar el puente veo por el rabillo del ojo unas ruinas a la izquierda, giro la cabeza y ¡meto un frenazo! Ostras, ¡con la emoción de llegar y la inercia de la bajada casi me lo pierdo!

Antiguo Hospital de Peregrinos de San juan de Acre

¡Son las ruinas de un antiguo hospital de peregrinos! Jolines, ¡acabamos de empezar a rodar el camino oficial y ya estamos viendo monumentos! ¡Como se nota que ya estamos en el camino!

Sigo avanzando, que mi padre ya se me está escapando, a ver si se va a pasar el pueblo…! y cuando llevo como 100 metros me encuentro esto…

Publicidad para PereGuiris

Un cartel llamativo, que aparentemente es para los peregrinos pero que en realidad es publicidad… ah, y por si no os habéis percatado lo de San Jacobo es la bodega que ha instalado este mamotreto… Han puesto en el otro extremo del camino hasta una marca dónde hay que ponerse para hacer la foto. Si que se nota que ya estamos en la zona del camino, pero esta faceta no me gusta tanto…

¡Bueno, arranco que mi padre ya casi no lo veo! Lo pillo ya casi dentro de la ciudad y le digo que pare un momento para buscar el albergue. Él me dice que preguntemos en un local que hay justo enfrente que pone que es un albergue. Le contesto que no funciona así, que hay bastantes albergues en ese pueblo y que tenemos que ir al que ya he reservado, no podemos ir al primero que encontremos. Él me insiste, me dice que vayamos, aunque sea para preguntar dónde está el que tenemos que ir, pero sigo pensando que no hace falta molestar a nadie cuando podemos llegar por nuestros propios medios, además, estarán liados si todos los albergues están llenos. Bueno, cojo el móvil, abro la aplicación y tenemos que ir al albergue «Camino de las Estrellas»; miro la dirección, la pongo el Google Maps y… ¿Os lo podéis creer? ¡Era ese! Jo*er, que chorra tiene el tío…

Vamos al albergue y en una cosa sí que tenía yo razón: Estaban liados, el chico que cuidaba del albergue estaba dando de alta un grupo. Nos esperamos ya sin prisa y entre pitos y flautas ya son las ocho y media de la noche. Cuando nos atiende, el chico es muy amable y detallista. ¡Mientras nos da de alta nos dice que ya ha hecho el camino como 14 veces! y el francés al menos 5… ¡madreña! Cuando nos ha dado de alta nos entrega unas bolsas de plástico que contiene sabanas y cubre almohadas desechables. Nos lleva a la habitación y me encuentro un montón de literas. Le digo que debe haber una confusión, que yo le he dicho que nos alojaríamos en una habitación y que la compartiría con mi padre, no que dormiríamos en una habitación común; a lo que él me contesta que él lo que había acordado conmigo es que sería una habitación compartida… y en ese instante lo vi claro… él no se refería a que compartiría sólo con mi padre, ¡¡sino que la íbamos a compartir con más gente!! aix… bueno, una vez aclarado continuamos en la habitación «compartida». Más que nada porque no tenía más habitaciones y por qué todos los demás albergues están llenos. Además, mi padre y yo dijimos que al menos 1 día teníamos que dormir en un albergue público para experimentar que tal es, y ese podría ser el día, así que acogeremos la circunstancia como parte de la aventura.

En la habitación sólo había otros

Nada más hacer las camas nos vamos a duchar. Los lavabos también eran «compartidos» y no estaban en la misma habitación, así que nos quedamos con la toalla como única prenda de vestir y nos fuimos con las chanclas a las duchas. Debo decir que todo estaba realmente limpio y en buen estado.

Una vez duchados y listos nos disponíamos a ir a cenar. Le preguntamos al chico del albergue que dónde podíamos ir. Adivinad que nos dice: Bueno, que como es sábado no sabe si podremos encontrar algún sitio… ¡Vaya! nos dice dónde está la zona de bares y que busquemos alguno de nuestro agrado por la zona. También nos dice que él cierra el albergue a las 10 y que no se puede salir ni entrar… y faltaba como tres cuartos de hora para eso… era imposible salir a cenar y volver en esa hora. Nos da una solución para poder entrar más tarde como excepción, y a ver, porque un tío de 36 años y su padre de 70 no van a montar un sarao a las tantas de la madrugada….¿No?

Salimos a cenar. había bares abiertos, pero no servían cenas. Le preguntamos a los lugareños y nos recomiendan «El Molino». No tiene menú ni es barato, pero la calidad hace justo el precio. Nos pedimos una tabla de embutidos para compartir, unos callos (así, algo ligerito y fácil de digerir, ¿eh?) y una hamburguesa para compartir. Todo buenísimo, y muy generoso. Tan generoso que nos tuvimos que llevar el embutido y el pan, y así ya teníamos bocadillo para el día siguiente.
De regreso a casa aprovechamos para hacer alguna foto al pueblo.

Una vez en el albergue, los 2 ciclistas franceses ya estaban durmiendo. Intentamos ser sigilosos, pero las literas chirriaban nada más acercarnos. Nos ponemos el pijama, ponemos a cargar los cachivaches y resulta que nos encontramos esto:

Bueno, nos metemos «sigilosamente» en la cama. Los colchones no son incómodos, espero que entre eso y el cansancio de hoy pueda descansar y mañana levantarme con menos sueño que esta mañana. Para hacer entrar el sueño me puse a repasar la entrada de Pedal More y ¡Menuda sorpresa! él también tuvo una anécdota con el tío del bar de la mañana y no solo también terminó la etapa en Navarrete, sino que ¡también durmió en ese mismo albergue!

En resumen, hoy ha sido un día sufrido, pero poco a poco ha ido mejorando. Nos hemos tenido sorpresas por el hecho de ser fin de semana y he podido disfrutar de la ruta y asociar con narraciones previas, lo cual me ha hecho mucha ilusión. También hemos completado otro capítulo del viaje (El camino del Ebro) y hemos iniciado otro (El camino francés), que ya desde Logroño hemos podido notar la diferencia de avanzar por un camino poco habitual a uno muy

Para mañana no tengo ninguna previsión, mi padre hoy también ha terminado más cansado de lo esperado y no sé si mañana conviene intentar recuperar o ser más precavido y evitar que se sobrecargue; así que mañana seguiremos el track y decidiremos sobre la marcha. La previsión del tiempo es sol y nublado, pero sin lluvia durante todo el día, parece que será ideal para avanzar sin sufrir excesivo calor y lo mejor es que parece que los próximos días esta será la tendencia.

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