Mi padre y yo ya estamos convencidos de que vamos a ir al Santiago de Compostela en bici y desde la puerta de casa. Estamos eufóricos, pero también abrumados. Es una de esas aventuras que las veo imposibles, inalcanzables, pero soy consciente de dos cosas:
- Si ya lo ha hecho alguien antes yo también puedo
- Esa sensación ya la conozco y sé que finalmente he conseguido mi objetivo.
Así que sólo hay que remangarse y ponerse manos a la obra.
Mi padre contacta con gente que ya lo ha hecho para nutrirse de su experiencia y consejos. Yo por otro lado sigo una estrategia más moderna y orarle a San Google.
Mi primera sensación fue que cuando pregunto a la gente asume que me ya conozco todos los detalles:
– ¿Qué ruta vas a hacer? ¿Desde Donde?
– ¡Ah! ¿Qué hay más de una ruta?
Y ahí empiezo a oír vocabulario nuevo para mí: que si Roncesvalles, que si del norte, que si portugués, que si albergue público o privado…. ¡Y yo que dudaba de dónde ubicar en el mapa Logroño! (Si, ya lo sé, he vivido años en el extranjero y no me conocía apenas la ubicación de algunas ciudades importantes de mi propio país…).
Asombrado de mi propia ignorancia, decido averiguar más por Internet. Empiezo a ver páginas en las que para empezar tienes que seleccionar qué ruta vas a hacer y tenías que seleccionar el nombre de la ruta por su nombre… ¡Y yo que se! ¡Yo solo quiero saber cómo se va desde Rubí!
Viendo que las respuestas de Google me requerían de conocimientos básicos previos que aún no tenia, me voy a Wikiloc y busco rutas desde Barcelona. Ahí ví que bastante gente ya había hecho la ruta y además había descrito las etapas y algún consejo más. A partir de ahí pude seguir la ruta pueblo por pueblo, enlazar con localidades ya conocidas, descubrir dónde se estaban ciudades que había oído, pero no sabía dónde estaban, visualizar el desnivel para entender por qué la ruta va por ahí, etc.
Y una vez ya con las nociones básicas ya pude regresar a las páginas anteriores y seguir documentándome para diseñar la ruta, listar el material necesario y la preparación requerida para acabarlo con éxito.